Miscelanea: La Sociedad Mexicana exige Paz


Por Esmas

CIUDAD DE MÉXICO, México, ago. 31, 2008.- Todos vestidos de blanco, caminando del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo capitalino, gritando consignas e incluso porras en una marcha que se tenía planeado fuera silenciosa.
Pero la causa fue la misma, exigir a las autoridades un clima de paz, un México sin violencia, un país en el que se pueda gozar plenamente de un derecho básico de cualquier sociedad: La seguridad.
Y así, desde las 17:40 horas, empezaron a marchar las primeras personas sobre el Paseo de la Reforma. Había de todo: Niños, adultos, personas con capacidades diferentes, incluso extranjeros. Todos conocían o habían sido victimas de algún delito.
"Devuélvanme a mi hija. Tiene un año secuestrada", suplicaba un padre de familia. "¿Y quién me va a regresar a mi papá?, estaba escrito en un letrero que colgaba de dos seguritos sobre el pecho de un niño.
El contingente avanzó hasta llegar al Monumento a Cuauhtémoc, donde los fotógrafos se congregaron y alcanzaron a ver el gran número de personas que se dieron cita en Reforma.
-Te espero en "el indio"-, decía una señora por su teléfono celular.
Dentro de la mancha blanca fue muy común escuchar soluciones a los problemas de México.
-Pena de muerte y punto. Verás cómo nos evitamos muchos problemas-, afirmó Blanca, quien al mismo tiempo intentaba sintonizar una estación de radio que reportaba en vivo los pormenores de la marcha.
Conforme los grupos avanzaban, la emoción se acrecentaba. La lluvia que cayó por momentos no fue obstáculo para que el ánimo decayera.
Los jóvenes se detenían en las cafeterías para comprar una bebida y continuar con su peregrinaje al Zócalo. Otros más aprovechaban la belleza del Paseo de la Reforma y se tomaban fotografías.
Los turistas que se encontraban hospedados en las habitaciones de los hoteles de Reforma se asomaban curiosos de las ventanas de sus habitaciones. Saludaban a la gente y hasta un pañuelo blanco mostraron en señal de solidaridad.
Al llegar a la Av. Juárez, que es mucho más estrecha que Reforma, el calor humano incrementó. Ya no estaban tan dispersos como en el inicio de la marcha.
Algunos hacían fila en los baños portátiles que fueron instalados afuera de una pequeña plaza comercial.
Y así, conforme pasaban el Eje Central los grupos se fueron dividiendo por tres, o más, calles para llegar al Zócalo. Por 16 de septiembre fue mucho más fácil llegar a la plancha, donde ya esperaba un gran número de personas con velas y lámparas en mano.
-¿Y habrá desfile?- cuestionó un menor a su mamá. -No, sólo venimos a manifestarnos. Contestó la mujer que portaba una banda color blanca en su cabeza, con la leyenda: ¡No más impunidad!
El ambiente en el Zócalo fue subiendo de tono. Por un lado se escuchaba: ¡México, México ra ra ra!, del otro extremo alguien gritaba a las oficinas del GDF: Ya se los dijeron, ¡renuncien!
Y a los pocos minutos llegó el momento más esperado de la noche. Iluminar México. De pronto se apagaron las luces que rodean al Zócalo y se entonó el glorioso Himno Nacional.
Algunos pudieron prender sus velas, incluso con las gotas de agua que caían del cielo, otros más utilizaron lámparas e incluso teléfonos celulares. Las campanas de la Catedral repicaban y la piel de los presentes se nos puso chinita.
Conforme pasaron los minutos se lanzaron porras y vivas para nuestro país y sus ciudadanos.
En ese momento, por espacio de 10 minutos, la lluvia se volvió más intensa y la gente se empezó a ir.
Cuando sólo caían pequeñas gotas, algunos fueron hasta el centro de la plancha del Zócalo para dejar sus velas y formar una hilera. Otros más hicieron lo mismo en las calles que rodean al Centro de nuestro país, ese sitio que ha sido testigo de innumerables acontecimientos y que una vez más cobijó a miles de personas que pidieron a las autoridades un derecho fundamental: Paz.

Espacio Recomendado:
Primero Podcast con Carlos Loret de Mola

0 Comentarios

Comenta en El Proyector MX:

Follow Me On Instagram