por Alberto Aguilar
APENAS HACE UNOS días le adelantaba del proceso de venta que ya se inició para Cinemex, esta cadena de exhibición cinematográfica que tiene 13 años en el mercado y que fue fundada por Marcos Fastlicht, su hijo Adolfo, Miguel Ángel Dávila y Matthew Heyman, justo en un momento en el que esa industria se modernizó tras eliminarse los controles de precios.
La operación está a cargo del Credit Suisse que lleva Héctor Grisi Checa y ya se encuentra en la fase de entrega de la información para los interesados, con la intención de concluir la venta este mismo año.
Cinemex que ahora dirige Alma Rosa García Puig, es la tercera firma en cuanto al número de pantallas en el país con 493 salas, sólo superada por Cinépolis de Alejandro Ramírez y MMCinemas.
Podría ser la segunda transacción casi al hilo que se registra en el negocio de la exhibición cinematográfica en el país este año, toda vez que apenas en febrero Germán Larrea, dueño de Grupo México, se incorporó a ese ámbito, en lo que fue una auténtica novedad, puesto que el empresario minero y también dueño de Ferromex, optó por diversificarse.
La compra se realizó a Entretenimiento GM de México y participaron el fondo argentino Southern Cross y Morgan Stanley Investment que lleva Edgard Legaspi, que ya eran parte del capital de MMCinemas.
De hecho, estas dos firmas habían comprado en octubre del 2006 MMCinemas, que era propiedad del Grupo Multimedios del regiomontano Francisco González.
Hoy le puedo adelantar que Larrea aparece como uno de los más firmes postores por Cinemex, firma básicamente con presencia en el Valle de México, aunque ya proyecta diversificarse para el 2009, con un complejo en Morelia, que es territorio de Cinépolis.
Para Larrea como dueño de MMCinemas, mucho más diversificada en el país, con presencia en 47 ciudades y 21 estados y un total de 700 pantallas, haría todo el sentido quedarse con Cinemex, dadas las sinergias posibles.
Habrá que reconocer la gran labor realizada por Cinemex para convertirse en la firma líder en el Valle de México y apropiarse de ubicaciones privilegiadas, que es otro activo que Larrea podría ponderar.
Claro que en los noventa también se produjo una gran expansión de centros comerciales que Cinemex pudo capitalizar al igual que la propia modernización de ese negocio.
Por supuesto que en la compra de Cinemex tampoco se puede descartar a Cinépolis, que es la cadena más grande del país con arriba del 50 por ciento de las pantallas, aunque su gran escollo sería la CFC que comanda Eduardo Pérez Motta.
Hay por ahí quien asegura la posibilidad de que Dávila, que es uno de los fundadores de Cinemex, pudiera tratar de recomprar junto con algún grupo de inversionistas, aunque está por verse.
Apenas en 2004 Cinemex volvió a cambiar de manos, toda vez que Onex Corporation y Oaktree Management vendieron a un grupo de inversionistas de Bain Capital, y a los fondos Spectrum Equity y Carlylye Group.
En aquella ocasión Cinemex se incluyó en un paquete en el que quedó también la firma Loews Cineplex Entertainment Corporation que tiene operaciones en EU, Canadá, España y Corea.
Obviamente, Loews es la que más aporta al flujo del nuevo negocio, quizá por ello la decisión de desinvertir Cinemex, empresa más pequeña y que no ha logrado mantener su fuerte ritmo de expansión de los noventa, dado el apretado entorno económico de los últimos años, lo que afecta el poder de compra y por ende a la exhibición cinematográfica.
Ese negocio supera ya en México las 4 mil pantallas, con algo así como 175 millones de espectadores al año y una taquilla que rebasa los 6 mil 600 millones de pesos.
Sólo Cinemex vendió en 2007 unos 30 millones de boletos.
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