La actriz ucraniana Olga Kurylenko, que protagoniza junto a Daniel Craig la última aventura del Agente 007, valora que su papel tenga "su propia historia" de venganza y sea lo suficientemente independiente de James Bond como para que no se la catalogue como "una muñeca" más de esta saga.
Kurylenko hizo estas confesiones durante un encuentro con periodistas antes de la gala en la que, esta noche en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, se estrenará 007: Quantum con la presencia de Craig y del director de la vigésimo segunda entrega de James Bond, Marc Forster.
Esta nueva "chica Bond" da vida, en la película que llegará a las pantallas mexicanas el próximo día 14, a Camille, una boliviana que jura vengarse del general asesino de su madre y de su hermana y que, así, se convierte en compañera de explosiones, venganzas y persecuciones del agente secreto antes que en su tradicional amante de turno.
Según Kurylenko, su personaje es fuerte e independiente, casi un reflejo del portento físico de James Bond, pero al mismo tiempo está herida por su trayectoria vital y sus conflictos internos; eso la hace vulnerable, lo suficiente para que en el rol que interpreta de nuevo Daniel Craig se atisbe un rayo de humanidad.
Preguntada sobre si se ha basado en anteriores "chicas Bond" para preparar su personaje, reconoce que solamente en aquellas en que primaba la energía física: Michelle Yeoh -El Mañana Nunca Muere- y Eva Green -Casino Royale-, aunque de esta última agradeció que le haya mostrado el camino a seguir para ser, durante 106 minutos, la pareja cinematográfica del agente secreto más famoso.
"Vesper -la protagonista de la penúltima entrega, de cuya muerte jura vengarse Bond antes de 007: Quantum- era más inteligente, fuerte e interesante" que las otras protagonistas de la saga, donde el físico exuberante, la sensualidad y el romance casi inmediato con 007 eran notas dominantes y reclamadas por el público.
"Nunca me imaginé que iba a ser una 'chica Bond'", confiesa, y añade que no habría aceptado el papel si éste la hubiera dibujado como una "chica objeto".
Olga Kurylenko se muestra orgullosa de la capacidad de resistencia física de que goza tras el rodaje, gracias a que durante seis meses entrenó cuatro horas diarias para poder luchar, saltar, nadar o manejar armas.
Sin embargo, y como ya hiciera en Hitman: Agente 47, se preparaba también para dar a su papel, eminentemente activo y combativo, "un toque humano. No somos máquinas".
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