por Cesar Huerta
"Hace un año, mientras estaba buscando locaciones para mi nueva película, recibí una llamada de la escuela de mi hijo en donde habían visto un comportamiento extraño de él”, recuerda el cineasta Alfonso Cuarón.
“La llamada fue para confirmar que una sicóloga lo había visitado y la sospecha que yo tenía de que mi hijo tenía autismo, ya era muy clara”.
Entonces el director de Niños del hombre y Harry Potter y el prisionero de Azkabán decidió dejar de lado su carrera profesional para dedicarse por completo a su hijo Olmo, de entonces dos años.
Buscó información en internet y se dio cuenta que era mucha, pero contradictoria. Que Inglaterra, país donde radica, era un lugar donde el autismo, ese trastorno del desarrollo neurológico que afecta a las personas en sus habilidades de comunicación y relación con otras personas, era un mal no tomado muy en cuenta.
“Tuve los medios económicos para cancelar todo en mi vida y dedicarme a descifrar cómo ayudar a mi hijo. Ahora puedo decir que está saliendo de eso, es polémico decir si ha hecho un gran progreso o ha tenido recuperación, eso se lo dejo a los doctores, yo sólo sé que es otro niño”, dice Alfonso.
“Ese era el gran misterio de por qué no hacía nada en cine, estaba haciendo cosas personales y era eso, mi hijo”, añade.
El hecho es que desde entonces, el director mexicano ha decidido apoyar a las asociaciones que se encargan de ayudar a niños autistas. El jueves ofreció una función de Rudo y cursi a beneficio de la Clínica Médica de Autismo y Alteraciones de Desarrollo A.C. En abril próximo, es probable que participe en la caminata en pro del Autismo en el circuito Chapultepec.
A nivel internacional, ha estado cerca de Autism Speaks, grupo que se ha encargado de estudiar el trastorno.
“Lo interesante es poner en contacto a la gente que está haciendo los procedimientos correctos en todo el mundo. Yo en Londres consulto especialistas noruegos y la idea es que se pongan en contacto con mexicanos para encontrar los mejores sistemas que ayuden a esos niños.
“Yo tuve los recursos para hacer algo, pero son miles, decenas de miles de niños en familias de poco recursos y es importante crear los mecanismos suficientes para detectar casos y ayudarles”.
“La llamada fue para confirmar que una sicóloga lo había visitado y la sospecha que yo tenía de que mi hijo tenía autismo, ya era muy clara”.
Entonces el director de Niños del hombre y Harry Potter y el prisionero de Azkabán decidió dejar de lado su carrera profesional para dedicarse por completo a su hijo Olmo, de entonces dos años.
Buscó información en internet y se dio cuenta que era mucha, pero contradictoria. Que Inglaterra, país donde radica, era un lugar donde el autismo, ese trastorno del desarrollo neurológico que afecta a las personas en sus habilidades de comunicación y relación con otras personas, era un mal no tomado muy en cuenta.
“Tuve los medios económicos para cancelar todo en mi vida y dedicarme a descifrar cómo ayudar a mi hijo. Ahora puedo decir que está saliendo de eso, es polémico decir si ha hecho un gran progreso o ha tenido recuperación, eso se lo dejo a los doctores, yo sólo sé que es otro niño”, dice Alfonso.
“Ese era el gran misterio de por qué no hacía nada en cine, estaba haciendo cosas personales y era eso, mi hijo”, añade.
El hecho es que desde entonces, el director mexicano ha decidido apoyar a las asociaciones que se encargan de ayudar a niños autistas. El jueves ofreció una función de Rudo y cursi a beneficio de la Clínica Médica de Autismo y Alteraciones de Desarrollo A.C. En abril próximo, es probable que participe en la caminata en pro del Autismo en el circuito Chapultepec.
A nivel internacional, ha estado cerca de Autism Speaks, grupo que se ha encargado de estudiar el trastorno.
“Lo interesante es poner en contacto a la gente que está haciendo los procedimientos correctos en todo el mundo. Yo en Londres consulto especialistas noruegos y la idea es que se pongan en contacto con mexicanos para encontrar los mejores sistemas que ayuden a esos niños.
“Yo tuve los recursos para hacer algo, pero son miles, decenas de miles de niños en familias de poco recursos y es importante crear los mecanismos suficientes para detectar casos y ayudarles”.
Fotografia Cesar Cabrera / Cine Premiere
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