El Salón Rojo: El Cine del Bicentenario

por Alejandro Alemán

Como parte de las celebraciones por el Bicentenario de la lucha de Independencia, y el Centenario de la Revolución, el Instituto Mexicano de Cinematografía lanzó una convocatoria en 2008 para apoyar la escritura de guiones y posteriormente la producción de películas con temática relativa a esta importante celebración.

Se recibieron 30 proyectos, mismos que fueron analizados por una comisión del propio IMCINE para realizar una selección que finalmente se decidió por ocho trabajos: 5 proyectos de ficción, 1 documental, 1 proyecto de cortometrajes y 1 proyecto de animación en cortometrajes.

En total, el IMCINE destinó a estas cintas $115 millones de pesos distribuidos en diferente proporción según el proyecto. Cabría tal vex recalcar que, obviamente, todo este dinero proviene de las arcas públicas, es decir, es dinero que proviene de nuestros impuestos.

Más allá de los motivos, este extraordinario apoyo al cine mexicano es agradecible. Tuvieron que pasar 200 años y dos guerras para que, al fin, se diera el extraño fenómeno de ver más de dos películas mexicanas en cartelera el mismo fin de semana. Y con taquillas bastante sanas, además.

Cuatro de los 8 proyectos son películas históricas o “de época”, género que no es del todo usual en el cine nacional, toda vez que por su propia naturaleza son proyectos que requieren de mucho presupuesto para alcanzar el realismo y rigor que de credibilidad a la cinta. Sin el apoyo del IMCINE, ninguno de estos proyectos hubiera visto la luz.

Pero aún más importante que el apoyo al cine (siempre agradecible), está la pregunta de fuego ¿Son buenas esta películas?, ¿Están bien invertidos estos $115 millones de pesos?

Esta semana, hacemos un rápido análisis de cada uno de estos proyectos, criticando aquellas cintas que ya hemos visto y dando datos sobre la expectativa que tenemos sobre las que están por estrenarse.

Esta semana, hacemos un rápido análisis de cada uno de estos proyectos, criticando aquellas cintas que ya hemos visto y dando datos sobre la expectativa que tenemos sobre las que están por estrenarse.

Una historia sobre Villa que se cuenta (casi) sin mostrar a Villa. Es 1916, Estados Unidos está furioso por la invasión de Villa a su territorio por lo que las tropas del vecino del norte invaden México en una “Invasión Punitiva”. El objetivo: capturar a Villa. Pero el ejército norteamericano se encuentra con una sorpresa, es virtualmente imposible encontrar al general, la población parece saber la verdad, pero nadie está dispuesto a tracionar a Villa.

Chicogrande (un Damián Alcazar particularmente inspirado) es el nombre de uno de los hombres más cercanos a Villa. Abandonará la sierra para buscar un doctor; resulta que el omnipresente Villa está herido y escondiéndose de los gringos. El encuentro con el general Fenton (Martinez, inusualmente eficaz) será inevitable; la lealtad de Chicogrande se pondrá a prueba.

Basado en un cuento corto de Ricardo Garibay, esta historia cuenta con una fotografía hermosa, una impecable dirección de actores, y una puesta en escena que –como buen western- privilegia la búsqueda de emociones en el público. Con un sabor y sentimiento muy parecidos al “There will be blood” de Paul Thomas Anderson, Cazals entrega una cinta equiparable a los grandes clásicos que en su momento le hicieron ganarse el mote de “Maestro”.

Desgraciadamente, su corrida comercial no tuvo el éxito esperado. Una lástima, toda vez que ésta es en definitiva, no sólo una de las mejores películas del Bicentenario, sino una de las mejores películas mexicanas del año.

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: Por supuesto, Esperemos que tenga mejor suerte en DVD o incluso (permítanme soñar) en BluRay, ya que su hermosa fotografía y sonido, bien merecen ser vistos y escuchados en formato HD.

A quince años de haber filmado una de las películas más populares del cine mexicano contemporáneo -El Callejón de los Milagros, 1995- Jorge Fons finalmente regresa a la dirección haciendo de nuevo mancuerna con Vicente Leñero como guionista. El Atentado, es la adaptación a cine de una novela de Álvaro Uribe (Expediente del Atentado, 1953) que a su vez está basada en un pequeño comentario que Uribe mismo encontró es los diarios de Federico Gamboa sobre un torpe y fallido intento por atentar contra la vida del dictador Porfirio Díaz.

El tema por si sólo sonaba fascinante y hacía suponer que un cineasta del prestigio de Jorge Fons entregaría una pieza a la altura de su propia historia. Desafortunadamente, El atentado, es una cinta bastante fallida, sobre todo en su guión, y que hace incluso pensar que fue realizada un poco a las prisas, tal vez para cumplir el compromiso de estrenar cercano al 15 de septiembre.

Con una dirección errática, decisiones estéticas cuando menos cuestionables, una pésima adaptación de guión y unas actuaciones irregulares (increíble que hasta Giménez Cacho se vea mal en esta cinta); El Atentado es sin lugar a dudas de la mayor decepción de todas las cintas del Bicentenario, y un auténtico Atentado para sus productores, toda vez que esta es una de las películas más caras hechas hasta el momento en México, pero en la cual sus millones no se notan por ningún lado. ¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: En absoluto, ¡que nos regresen las entradas! Fons tendría que entregarnos una obra maestra la próxima vez (financiada con dinero privado) para que le perdonemos este atentado. Está mucho mejor el trailer que la película, con eso decimos todo.

Este es el proyecto más accidentado de los ocho. La cinta originalmente se iba a estrenar en 2009, pero problemas con el financiamiento (uno de los bancos franceses que apoyaría la producción, súbitamente cerró sus puestas) estuvieron a punto de cancelar la producción.

Su último recurso fue entrar como proyecto del Bicentenario, por lo que ahora finalmente tiene una fecha de estreno.

Este proyecto es una suerte de proyecto personal de José María de Tavira, quien desde ya hace tiempo había comentado sobre su existencia. En esta cinta, De Tavira es un apuesto mozo que se hace pasar por español en la época Virreinal de la Nueva España. Sin embargo el engaño se descubre y eso en aquel entonces era un delito, por lo que tendrá que huir hacia otras regiones de la colonia donde descubrirá la semilla que pronto dinamitará en la guerra de Independencia. ¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: El director de la cinta, el mexicano Francisco Athié, tiene al menos dos proyectos interesantes en su currículum: las cintas Lolo (1993) y Fibra Óptica (1998); por lo cual tiene buenas cartas como para al menos otorgarle el beneficio de la duda.

¿Qué no se ha dicho ya acerca del Infierno? LA cinta de Luis Estrada es definitivamente la más audaz, crítica, cruda y por supuesto, polémica de las ocho cintas del bicentenario.

El radicalismo de “la amas o la odias” se hace presente cuando el público acude a la sala y se sacude con la violencia (sobre todo del final) y pesimismo de la cinta, mientras que otros reconocen al país en esta cinta protagonizada por Damián Alcazar y que termina por robarse el genial Joaquín Cosío en su papel del Cochiloco.

Con claras referencias a “La Ley de Herodes”, pero sin ser necesariamente la misma cinta, El Infierno narra el regreso de El Benny a su pueblo natal luego de 20 años de andar de mojado. En la miseria, Benny busca trabajo en su pueblo sólo para descubrir que la única vía disponible es la de morirse de hambre o unirse al narco. Haciendo gala de total ingenuidad, el Benny se deja seducir por el poder del narco pensando que, nomás juntando una lana, podrá salirse y regresar a Estados Unidos. Obvio no será tan sencillo…

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: La cinta triunfa al sembrarnos la duda: ¿realmente hay algo que festejar?. Pero a su vez nos da motivos para hacerlo, es de festejar que el día de hoy una película tan crítica al gobierno como El Infierno pueda ser estrenada sin censura y con apoyo del erario público. Por supuesto que valió la pena nuestra inversión en esta cinta.

Hidalgo es una cinta con toda la voluntad de convertirse en un blockbuster, y tiene los elementos para lograrlo: un gran presupuesto, un guión polémico, el apoyo de una distribuidora (extranjera, paradojas de la vida) grande como lo es la 20th Century Fox, y una decisión de casting que, siendo honestos, casi sonaba a broma (pero que es muy en serio): el papel de Miguel Hidalgo y Costilla lo hace Demián Bichir… no, no se rían, es en serio.

Hidalgo: La Historia jamás contada, deja de largo la versión oficialista de los libros de la SEP para presentarnos a un Hidalgo más “humano”, pero que tampoco logra retratar a un ser “de carne y hueso”.

El Hidalgo de Serrano es un personaje que le gusta la parranda, el canto, el baile y las muchachas; pero que aún dentro de su fiesta no pierde la oportunidad de lanzar sendas palabras a favor de la libertad, la igualdad y el libre pensamiento. “Aquí lo único prohibido es aburrirse”, dice este Hidalgo jocoso y ligador, que contrasta con la imagen parca y llena de gloria de las estampitas que comprábamos en la papelería todos los días cercanos a las fiestas patrias.

Al final resulta imposible hacer empatía con este personaje que al final se dedica a lo mismo que todos nosotros hacemos los fines de semana: beber, cantar, fiestar, cotorrear con las chamacas e intentar ligarnos a la guapa; claro que a nosotros nunca nos hará caso una guapa del calibre de Ana de la Reguera, quien por cierto se ve bastante guapa en aquellos vestidos de la época Virreinal.

Serrano no se complica, encuentra la fórmula para narrar con dinamismo su cinta, haciendo uso de una estructura muy parecida a las películas de superhéroes que hoy en día han revolucionado al género (incluso el cartel de la cinta es sospechosamente similar a esta famosa portada de Spiderman, por ejemplo). Son tales las similitudes que incluso el final de película nos remite forzosamente a Batman Begins, dejando –además- abierta la posibilidad de una secuela.

Y la verdad es que uno como público se queda con ganas de más. Es probable que Serrano, de haber tenido más tiempo en pantalla, hubiera tenido oportunidad de ser más crítico hacia la figura del Padre de la Patria, y no sólo mostrar los ligeros atisbos de contradicción entre el discurso y los hechos sangrientos de los cuáles sería cómplice en un futuro el cura libertario.

Serrano nos propone un trueque, pasar de la figura emblemática, mítica, de cuerpo de bronce y discurso para la gloria que nos enseñaron en la primaria; a una versión más amable y cercana pero no por ello menos fantasiosa. Un arquetipo por otro. Más sin embargo, la cinta de Serrano se deja ver y es disfrutable dentro de su propio juego. Es, al menos, una cinta divertida, con buen ritmo, algunas buenas actuaciones y un impresionante diseño de arte.

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: Francamente si. Aún con esta vision no excenta de fantasía por parte de Serrano y sus guionistas, estamos ante una cinta sumamente disfrutable, que aunque no deja de ser una biopic muy convencional, está muy bien contada y nos deja con ganas de que Serrano siguiera contando la historia de Hidalgo desde esta óptica tan cercana al cómic. Venga, hagan la trilogía, ¿pos qué tiene?

Durante generaciones, las aulas mexicanas han enseñado a sus alumnos sobre la Revolución Mexicana mediante la insuperable herramienta de la imagen: las fotografías del archivo Casasola. El documental no sólo es una revisión de las imágenes clásicas del histórico archivo, sino un análisis de cómo la figura de “héroe nacional” se construye en las escuelas y hacer una crítico sobre cómo es que el sistema educativo nacional enseña historia.

Como sucede con casi todos los documentales que se filman en el país, ha sido muy difícil para su director levantar el proyecto, incluso tuvo que autofinanciarse una parte del presupuesto e incluso será distribuido de manera independiente.

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: No hemos visto la cinta pero todo indica que éste será un buen documental; México tiene ya una enorme escuela de documentalistas por lo que podremos esperar, seguramente, un trabajo interesante.

En una especie de “who’s who” del cine mexicano, los mejores cineastas del México actual se reúnen en torno a este proyecto para hablar, desde distintos puntos de vista, sobre qué es y cuáles han sido las consecuencias de la Revolución Mexicana.

Se trata de diez cortometrajes conglomerados en un gran largometraje y que resulta en uno de los proyectos más interesantes y ambiciosos del Bicentenario.

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: Por supuesto. Se trata de unos de los proyectos más disfrutables de todos los apoyados por el IMCINE y además se trata de un escaparate muy interesante y orgulloso, de la nueva generación de directores mexicanos. Diez visiones sobre un mismo tema, diez formas de leer a México y su Revolución, diez formas de hacer cine.

Pequeños cortometrajes que se han podido ver antes de algunas funciones de cine y que cuentan anécdotas curiosas y poco conocidas sobre nuestra historia patria.

Mediante diferentes técnicas de animación, los cortos (que en total serán 26) no tienen una duración de más de dos minutos y tienen como objetivo detonar la curiosidad por la historia de México, pero sin ánimos academicistas, sino más bien lúdicos y de gusto por las pequeñas grandes historias que también forjaron patria.

¿Están bien invertidos nuestros impuestos?: Aunque con resultados irregulares, el proyecto es bueno, aunque pudieron seguir la línea de un proyecto similar que se transmite por televisión con el nombre de “Imaginantes”, donde las animaciones y la narración en off son mucho muy superiores a los que aquí se presentan.