No hay más verdad que el delirio amoroso; crítica a Los Amores Imaginarios


por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Con el estreno de Tom en el Granero y Mommy en el territorio nacional se acabó una curiosa veda al trabajo del joven realizador canadiense Xavier Dolan. Sus tres primeras cintas no gozaron de exhibición en México y se podían conseguir en internet o enfrente de la Cineteca Nacional por veinticinco pesos (En pirata, obviamente). Afortunadamente ese tiempo terminó y los primeros trabajos de Dolan ya han gozado de una buena acogida en diferentes circuitos; su tercer filme Laurence Anyways se proyectó el año pasado como parte del MICGénero 2014 y su segundo filme Los Amores Imaginarios (Les Amours Imaginaires, 2010) llegó a Netflix México este mes, por lo que vale la pena hablar del filme que proyectó, aún más, a la promesa del cine canadiense.

Nacida como una idea durante un viaje entre Dolan, Monia Chokri y Niels Schneider, Los Amores Imaginarios cuenta la historia de Francis (Dolan) y Marie (Chokri), dos amigos de Québec cuya relación avanza sin mayores problemas hasta la llegada de Nick (Schneider), un apuesto y enigmático joven que entra en su círculo más cercano. Atraídos hacía su nuevo amigo y desconociendo la identidad del mismo, Francis y Marie intentan atraerlo y provocarlo, sin importar que esto comience a destruir su extraña amistad. 

Curiosamente, el filme es el objeto más superficial y extravagante en la carrera del cineasta que un año antes había maravillado a muchos con su ópera prima. Lejos de la sorpresiva madurez que había mostrado en Yo Maté a mi Madre (Su primer filme, inédito en nuestro país donde contaba la historia de un adolescente homosexual cuyos problemas con su madre se agravan cuando esta conoce las preferencias de su único hijo), aquí el realizador se sumerge en un ambicioso juego donde se nota un obvio crecimiento como director al mismo tiempo que se inmiscuye en otras áreas de la producción como el diseño de vestuario y la dirección de arte. 

Como un artista, más allá de su papel como cineasta, Dolan adquiere elementos del cine de Wong Kar-Wai, Pedro Almodóvar, François Ozon, Éric Rohmer y Bernardo Bertolucci (The Dreamers con Michael Pitt, Eva Green y Louis Garrell es una referencia directa y un tanto más contemporánea) para crear su desenfrenado relato sobre un ménage à trois llevado por la pasión, más que por cualquier otro sentimiento. En el filme, Dolan continúa con sus cortes arbitrales, ambientaciones en colores neón y su estridente uso de la música en este inmaduro vistazo a la destrucción de una amistad guiada por la integración de un nuevo elemento. El director, también guionista y egocéntricamente también protagonista del filme, recrea escenas mundanas, juega con su historia y esconde en los detalles su verdadero sentido. Sin la golpeada sutileza de su primer filme, Dolan coreografía a su generación en cada uno de sus personajes logrando un retrato indolente; sin prejuicios ni dilemas, un grupo de jóvenes siendo jóvenes y cayendo en los problemas propios de los jóvenes. 

Decía Alfred de Musset que “no hay más verdad en el mundo que el delirio amoroso” y en su segundo filme el director se muestra decidido a contar eso, el delirio amoroso en uno de los muchos imaginarios que una persona se puede encontrar en su vida y como ese proceso con sus torpes iniciativas puede terminar, como sucede en la mayoría de los casos, en sólo una historia para contar y aprender. Dolan, en su segundo filme dirigido sin siquiera llegar al cuarto de siglo, crea una seductora experiencia lista para ser disfrutada por todo aquel que ha formado parte de esta generación, la generación que verá en Xavier Dolan a su máximo exponente (sí no es que ya lo ve así). 

***

Les Amours Imaginaires
Canadá, 2010
Dir. Xavier Dolan
con Xavier Dolna, Monia Chokri, Niels Schneider, Anne Dorval
Duración: 102 minutos

Los Amores Imaginarios se puede encontrar en Netflix México.

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