Reseña a Desechos y Esperanzas

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Es indudable que todos hemos visto la pobreza en nuestra sociedad, sin embargo, pocos sabemos abordarla con tanto tino y corazón como lo ha hecho Andy Mulligan en su novela Desechos y Esperanza, en donde a modo epistolar aborda los problemas que azotan a ciertos países del tercer mundo. Afortunadamente, en ese basurero metafórico y literal, se encuentran tres genuinos personajes que ven más allá de la basura y encuentran ahí un sentimiento único: la hermandad.

Ubicándose en un vertedero imaginario, que bien podría estar en India, Filipinas, México o Brasil (donde el guión de la cinta basada en la novela de Mulligan lo localiza), el autor cuenta la historia de tres amigos, Rafael, Gardo y Rata que viven entre basura y escombros ganándose el sustento de cada día recolectando pequeños restos útiles entre lo que otros desechan. Un día, el trío de amigos se encuentra por casualidad con una cartera, hecho al que no le darían la mayor importancia de no ser por la exahustiva búsqueda que un político ha ordenado hacer en el lugar en busca de un objeto preciado.

Entablando una aventura similar a la que narraba mesuradamente Frank Cottrell Boyce en Lluvia de Millones (también editada por Salamandra), Mulligan explora los peligros y retos a los que se deben de enfrentar los tres adolescentes para cumplir su misión, una que está llena de honestidad. Al igual que sus personajes, Mulligan realiza una tarea amigable y honesta, llena de esperanza en un lugar donde la esperanza podría no ser lo primero en lo que uno piense. 

Con habilidad y control en la pluma, el autor sigue con cautela las experiencias de sus personajes, su forma de reaccionar ante los obstáculos que se encuentran, su capacidad para mantenerse unidos y, en una parte, su destreza para salirse con la suya. Mulligan crea un conmovedor y esperanzador mensaje a lo largo de cada carta escrita y cada anécdota sucedida en sus 224 páginas.