Crítica - Avenida Q


por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

En la ceremonia de los premios Tony del 2004 un puppet le robó un beso a Hugh Jackman, pero esa no fue la noticia de la noche, la verdadera noticia resultó ser el triunfo de un pequeño musical protagonizado por puppets, Avenue Q en tres categorías: Mejor Musical, Mejor Libreto y Mejor Música Original, los tres ganando sobre la gran favorita de la noche, Wicked.

Diez años después, el Teatro Arlequín alberga, tras una corta temporada en el Voilá Acoustique, un nuevo montaje de Avenida Q, ocupando la palabra "nuevo" para referirse a una experiencia más íntima y más afortunada que la que OCESA Teatro había podido presentar hace un par de años en nuestro país.

La obra sigue la historia de Princeton, un recién graduado de la universidad que con un título en letras no encuentra su misión en la vida. Buscando donde vivir, Princeton llega a la Avenida Q donde conoce a Kate Monster, una adorable solterona, Nicky, un nini que vive con su mejor amigo evidentemente homosexual, Rod, Trekkie Monster, un monstruo amante del porno, Noche Buena una migrante japonesa sin empleo y su prometido Brian, un fallido comediante. Ahí junto con sus vecinos descubrirá que nadie, por más metas y estudios que tenga, esta listo para lo que sigue en su vida.

Escrita por Jeff Whitty y con letras de Jeff Marx y el recientemente ganador del Oscar, Robert Lopez; Avenida Q es un musical divertido y arriesgado. En dos actos, la obra se atreve a presentar temas cotidianos sin el menor pudor, pero siempre con el tono un tanto educativo en el que la comparación con Plaza Sesamo no es gratuita, especialmente por el uso de puppets para presentar a la mayoría de los personajes. 

En México, la adaptación es el mayor logro de esta puesta en escena. Tocando temas que van desde el punto de vista de la sociedad frente a la apertura sexual, el estado político y las clases sociales, la obra se siente muy propia, cercana al espectador. En esta ocasión la obra mantiene su estilo crítico, sin perder la diversión en el camino o convertirse en un producto soso como ya había pasado anteriormente. Los chistes no se traducen, sino se adaptan a nuestra idiosincrasia, aquí no es Gary Coleman sino Imanol (Sí, el que cantaba aquella canción de Como Canica, con todos los uooh incluidos), 

Hablando de cercanía, la idea de presentar este montaje en un pequeño espacio similar a lo que se hace off-Broadway aún con la orquesta que interpreta todos los temas en vivo, es ideal para el desarrollo de la obra y se puede apreciar más el gran trabajo que hacen todos y cada uno de los actores al momento de interpretar sus personajes, ya que aunque lo principal sean los muñecos, el lenguaje corporal empleado por los actores es lo que le da vida al puppet; esto se puede ver reflejado en José Carlos Leyva (Princeton / Rod), Melissa Hallivis (Kate Monster / Katy la Zorra) y Galo Balcázar (Trekkie Monster / Nicky) quienes interpretan a dos personajes que son completamente diferentes, de un muchacho confundido a un gay de closet o una recatada joven frente a toda una zorra. 

Todos somos un poco racistas, Que Chinga ser Yo, Si Fueras Gay o Schadenfreude, son algunos de los temas que acompañan a esta irresistible comedia musical, que una vez más y de la manera más original, demuestra que los seres humanos nos reímos de nuestra cotidianidad, aunque esta este relatada por personajes con cables, peluche y mucho corazón.


Avenida Q
Avenue Q de Robert Lopez, Jeff Marx y Jeff Whitty
Director: Bruno Carrera
con José Carlos Leyva, Melissa Hallivis, Galo Balcázar, Mario Heras.
Teatro Arlequín (Villalongin #20 col. Juárez)
Viernes 9pm
Fuera de Cartelera

Fotografía: ADN Deportivo

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