Crítica - Whiplash: Música y Obsesión


Whiplash
Dir. Damien Chazelle

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

En el 2013, el joven realizador Damien Chazelle presentó en el Festival de Cine de Sundance lo que sería su segundo trabajo tras la cámara: un cortometraje. Protagonizado por Johnny Simmons, el corto de 17 minutos seguía el primer día en una prestigiosa escuela de música de Andrew , un joven estudiante de batería que se enfrentaría a su primer reto en cuanto entra al salón: su abusivo profesor. Después de ganar el Premio del Jurado en la sección Cortometraje del festival, Whiplash encontró muchos fervientes seguidores, entre ellos el director Jason Reitman y el productor Jason Blum (Quién también está detrás de Actividad Paranormal) quienes motivaron a Chazelle, también autor del guión, para explorar más la historia. Así es como llega Whiplash: Música y Obsesión (Whiplash, 2014), un visceral y sorprendente trabajo que nos atrapa con su perfecta ejecución.

Siguiendo su máxima pasión y con la idea de ser el mejor baterista de jazz, el joven Andrew Neiman (Miles Teller) está dispuesto a hacer todo; ha entrado al Conservatorio Shaffer - la mejor escuela de música de Nueva York - , ha seguido y aprendido con sus ídolos Buddy Rich y Charlie Parker y ha mejorado su técnica con múltiples ensayos, sin embargo en su camino rumbo a la gloria, se encontraría con el autoritario Terrence Fletcher (J.K. Simmons) un profesor que así como él, está dispuesto a todo para elevar e impulsar a quien valga la pena, aunque esto signifique dejar atrás cualquier sistema educativo y lograr la perfección de la manera menos ortodoxa.

Chazelle, quien ya había explorado su faceta como músico en los guiones de su ópera prima Guy and Madeline on a Park Brench y en Gran Piano del español Eugenio Mira, realiza un curioso trabajo en su segundo largometraje. A ritmo de jazz y con dos grandes interpretaciones, el realizador de treinta años recrea una historia que bien podría haberse ido por un lado sentimentalista o incluso fracasar al momento de alargarse; con un ingenio apantallante y un desarrollo tan perfecto y controlado como el mejor solo de Jo Jones, Chazelle eleva a otro nivel su filme.

Decir que Whiplash es solamente el retrato de una feroz lucha entre el maestro y el aprendiz sería caer en un error. La historia habla sobre el ambicioso deseo de perfección por parte de dos personajes que representan a un mismo espíritu en dos diferentes polos; por un lado está el estudiante novato al que se le presenta la oportunidad de entrar a "las grandes ligas", que finalmente podrá demostrar su talento y al que no le importaría morir solo mientras hablen de él por ser el mejor, y por otro está el tirano profesor, convencido de que para llegar a ser el mejor uno tiene que ser arrastrado a su límite, afectado física y psicológicamente, que sabe que sus tratos no son los mejores pero si los necesarios, que reniega del sistema Montessori y enseña que "no hay frase más nociva en el idioma inglés que buen trabajo". Contrario a lo que se podría pensar, la película se aleja de todo índole motivacional con su oscura estructura.

A veinticuatro cuadros por segundo, la historia adquiere un sentido auténtico y gracias al equipo conformado por Chazelle, la directora de fotografía Sharone Meir, el editor Tom Cross y el trabajo en la música de Justin Hurwitz la película se convierte poco a poco en una película sencilla que bien puede ser disfrutada como un thriller o un drama independiente, en ambos casos el resultado es extraordinario. Así como en el Jazz, Whiplash mantiene su ritmo gracias a la perfecta ejecución de todos sus elementos: sin tiempos perdidos la cámara de Meir pasea lentamente por cada instrumento de la orquesta, la mano de Cross cambia de toma y escenas mientras la música de Hurwitz retumba en un pequeño salón de ensayos o en una gran sala de conciertos (y por consiguiente en la sala de cines). Chazelle supo elegir a sus compañeros para crear un electrizante filme, llegando a la máxima expresión de hacer cine en los últimos quince minutos de duración - el director construye lo que sin duda serán los mejores quince minutos que veremos en el cine este año -, sin embargo este no tendría el mismo impacto de no ser por sus dos figuras protagonistas.

Miles Teller, a quien reconocíamos por sus actuaciones secundarias en comedias románticas o la desapercibida joya Al Otro Lado del Corazón (Rabbit Hole, 2011), realiza un notable trabajo como el joven aprendiz con capacidades máximas. Teller, quien aprendió a tocar la batería desde su adolescencia, entrega una actuación convincente, cansada y correcta con cada golpe que las baquetas dan a los toms y platillos. La furia contenida y el deseo de algo más de Andrew Neiman se puede observar en la compulsiva actitud y en la misma mirada de Teller. J.K. Simmons, próximo ganador del Oscar a Mejor Actor de Reparto, se convierte en el villano de una generación, representando a un personaje aterrrador. Como el profesor Fletcher, Simmons se convierte en un monstruo (Cualquier referencia al Sargento Hartman del Full Metal Jacket de Kubrick no es mera coincidencia), una figura que ataca pasiva y activamente a quienes estén lo suficientemente cerca para ser atacados. Aquel que llega a los extremos más violentos, que no le importa realizar acciones inhumanas para demostrar su punto. Este es uno de esos roles que llegan pocas veces en la vida y J.K. Simmons lo aprovecha completamente.

"Si no tienes habilidad, terminas tocando en una banda de rock", cuenta un poster pegado en la habitación de Andrew. La frase dicha por Buddy Rich era conocida por el director,  quien dejó su carrera como estudiante de jazz (de ahí tal vez el conocimiento al filmar y escribir sus dos películas existentes) para trasladar su talento a otra área: el cine. Con Whiplash: Música y Obsesión, Chazelle da muestra de su habilidad en una película que mezcla la elegancia de una orquesta de jazz con la fiereza de una banda de rock. Sin duda alguna, Whiplash es la mejor película que cualquier cinéfilo podrá ver en mucho tiempo. 

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Whiplash
Estados Unidos, 2014
Dir. Damien Chazelle
con Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser
Duración: 105 minutos
Distribuye: Sony Pictures México

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1 Comentarios

  1. Me encanto mucho cómo se desarrolla la película, no cabe duda que Whiplash es de las películas que merecen un reconocimiento, no solo por la historia y las actuaciones, sino por la lección de vida que deja.

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