King Arthur: Legend of the Sword
Dir. Guy Ritchie
por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro
Deconstruir a un personaje tan importante en la cultura pop inglesa como lo es el Rey Arturo es algo que sólo se le podría personar a un director como Guy Ritchie. Ese maduro director inmaduro que siempre utiliza los mismos juegos y trampas (las pistolas humeantes las dejamos para la próxima) en todas sus películas: el soundtrack alucinante, el montaje frenético y su gusto por contar historias propias con personajes tal vez demasiado ingleses.
No importa si es Sherlock Holmes en un carruaje, Brad Pitt boxeando en el Londres underground de finales de los noventa o El Rey Arturo escapando de los bravucones del lugar; Ritchie hará lo mismo y, de alguna forma, lo hará muy entretenido. Por eso, es de extrañarse que a un proyecto como El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada (King Arthur: Legend of the Sword, 2017) le cueste tanto trabajo despegar teniendo todas las mañas conocidas del director. En este primer intento de una nueva franquicia para la Warner Bros. hay mucho Ritchie, pero muy mesurado.
Después de sacar la misteriosa espada de Excalibur, Arturo (Charlie Hunnam), un pandillero embustero con linaje real crecido entre el burdel y los callejones perdidos de Londonium, se ve obligado a unirse con el pueblo para derrotar al tirano Rey Vortigern (Jude Law), el hombre que robó su corona y asesinó a sus padre (Eric Bana). Para cumplir su inesperada misión, el próximo rey deberá trabajar junto a sus compañeros de calle, sus maestros en las artes de la defensa y La Maga (Astrid Bergés-Frisbey) de una mujer que ha escapado del castillo del malvado Rey.
Utilizando la leyenda de Excalibur sólo como esqueleto en ese extraño guión escrito a ocho manos, Ritchie presenta la historia del hombre que se convirtió en Rey por dedazo mágico de una forma más realista, apegada al tipo de historias que el también director de la infravalorada RocknRolla, suele llevar a la pantalla grande. Así, Arturo no crece con los nobles, sino (con todo y referencia bíblica) en un burdel; no tiene relación alguna con Merlín y los que eventualmente se convertirán en los caballeros de la mesa redonda no son más que forajidos del reino buscando vengarse de un gobernante tirano. Hasta ahí todo pinta bien, desafortunadamente el resultado final no deja de sentirse tibio, innecesariamente anecdótico y sin valor extra en la mitología del personaje.
Ritchie sabe lo que hace, inserta su humor negro con habilidad, convierte a la cámara (con fotografía apenas destacable por parte de John Mathieson) en un agregado más en las persecuciones y nos cuenta una vez más una historia de robos con sus idas, venidas e interrupciones lineales. Es claro que el director tiene una propuesta y cuando esta se ejecuta correctamente la película sube automáticamente de nivel, por desgracia, todo ese esfuerzo se pierde entre la trama ridícula y aburrida que rodea a la acción y un pésimo uso del CGI. La idea de uno de los cineastas más creativos de Europa, se evapora entre una película de acción genérica.
Charlie Hunnam, de Queer as Folk a Rey Arturo pasando por piloto de Jaeger en Titanes del Pacífico, tiene el porte para ejecutar esta nueva versión del personaje y también logra hacer un buen trabajo físico y dramático en escena, sin embargo, el dueño absoluto de la pantalla es Jude Law, robando cámara como el Rey malvado condenado a sacrificar lo que más quiere por conservar su poder. Law, arriesgándose como actor aceptando papeles completamente diferentes a los que estaba destinado a conseguir, se impulsa sobre un elenco funcional que incluye a Eric Bana, Hermione Corfield, Djimon Honsou y Aidan Gillen (Tommy en The Wire para los más clavados, Petyr Baelish de Game of Thrones para los fans y el padre de Sing Street para los más abusados).
Aceptándose como una película palomera, King Arthur: Legend of the Sword le podrá gustar a quienes siguen el trabajo de Ritchie, a los amantes de las nuevas versiones de los clásicos y a aquellos que gusten de ver películas que, en apariencia, tenían todo para consagrarse en la pantalla y no lo lograron del todo. Quizá Guy Ritchie vuelva a sorprendernos más adelante con un proyecto personal que lo haga caer en sus excesos, esos que lo vuelven irreverente y original, mientras tanto a esperar que levante esa espada de la piedra.
No importa si es Sherlock Holmes en un carruaje, Brad Pitt boxeando en el Londres underground de finales de los noventa o El Rey Arturo escapando de los bravucones del lugar; Ritchie hará lo mismo y, de alguna forma, lo hará muy entretenido. Por eso, es de extrañarse que a un proyecto como El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada (King Arthur: Legend of the Sword, 2017) le cueste tanto trabajo despegar teniendo todas las mañas conocidas del director. En este primer intento de una nueva franquicia para la Warner Bros. hay mucho Ritchie, pero muy mesurado.
Después de sacar la misteriosa espada de Excalibur, Arturo (Charlie Hunnam), un pandillero embustero con linaje real crecido entre el burdel y los callejones perdidos de Londonium, se ve obligado a unirse con el pueblo para derrotar al tirano Rey Vortigern (Jude Law), el hombre que robó su corona y asesinó a sus padre (Eric Bana). Para cumplir su inesperada misión, el próximo rey deberá trabajar junto a sus compañeros de calle, sus maestros en las artes de la defensa y La Maga (Astrid Bergés-Frisbey) de una mujer que ha escapado del castillo del malvado Rey.
Utilizando la leyenda de Excalibur sólo como esqueleto en ese extraño guión escrito a ocho manos, Ritchie presenta la historia del hombre que se convirtió en Rey por dedazo mágico de una forma más realista, apegada al tipo de historias que el también director de la infravalorada RocknRolla, suele llevar a la pantalla grande. Así, Arturo no crece con los nobles, sino (con todo y referencia bíblica) en un burdel; no tiene relación alguna con Merlín y los que eventualmente se convertirán en los caballeros de la mesa redonda no son más que forajidos del reino buscando vengarse de un gobernante tirano. Hasta ahí todo pinta bien, desafortunadamente el resultado final no deja de sentirse tibio, innecesariamente anecdótico y sin valor extra en la mitología del personaje.
Ritchie sabe lo que hace, inserta su humor negro con habilidad, convierte a la cámara (con fotografía apenas destacable por parte de John Mathieson) en un agregado más en las persecuciones y nos cuenta una vez más una historia de robos con sus idas, venidas e interrupciones lineales. Es claro que el director tiene una propuesta y cuando esta se ejecuta correctamente la película sube automáticamente de nivel, por desgracia, todo ese esfuerzo se pierde entre la trama ridícula y aburrida que rodea a la acción y un pésimo uso del CGI. La idea de uno de los cineastas más creativos de Europa, se evapora entre una película de acción genérica.
Charlie Hunnam, de Queer as Folk a Rey Arturo pasando por piloto de Jaeger en Titanes del Pacífico, tiene el porte para ejecutar esta nueva versión del personaje y también logra hacer un buen trabajo físico y dramático en escena, sin embargo, el dueño absoluto de la pantalla es Jude Law, robando cámara como el Rey malvado condenado a sacrificar lo que más quiere por conservar su poder. Law, arriesgándose como actor aceptando papeles completamente diferentes a los que estaba destinado a conseguir, se impulsa sobre un elenco funcional que incluye a Eric Bana, Hermione Corfield, Djimon Honsou y Aidan Gillen (Tommy en The Wire para los más clavados, Petyr Baelish de Game of Thrones para los fans y el padre de Sing Street para los más abusados).
Aceptándose como una película palomera, King Arthur: Legend of the Sword le podrá gustar a quienes siguen el trabajo de Ritchie, a los amantes de las nuevas versiones de los clásicos y a aquellos que gusten de ver películas que, en apariencia, tenían todo para consagrarse en la pantalla y no lo lograron del todo. Quizá Guy Ritchie vuelva a sorprendernos más adelante con un proyecto personal que lo haga caer en sus excesos, esos que lo vuelven irreverente y original, mientras tanto a esperar que levante esa espada de la piedra.
**+
King Arthur: Legend of the Sword
Estados Unidos, 2017
Dir. Guy Ritchie
Charlie Hunnam, Jude Law, Eric Bana, Astrid Bergés-Frisbey
Duración: 125 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México
Annabelle Wallis
Djimon Hounsou
Eric Bana
Guy Ritchie
Jude Law
King Arthur
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Warner Bros México
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