Crítica - Miss Peregrine y los Niños Peculiares


Miss Peregrine's Home for Peculiar Children
Dir. Tim Burton

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Identificar al cine hecho por el director americano Tim Burton es más fácil que hablar sobre ello. Burton conquistó a una temprana generación en los ochenta y noventa con sus peculiares (importante no olvidar esta palabra) trabajos sobre jóvenes con manos de tijera, fantasmas que intentan alejar a familias de sus casas, un millonario que por las noches limpia el crimen de su ciudad y un esqueleto que intenta celebrar algo mágico llamado Navidad. No cabe duda que para ese entonces, el fresco realizador era mejor concebido como un autor arriesgado que sabía como llegar a los espectadores de todas partes del mundo. Con la llegada del nuevo milenio, el director que había empezado con singulares cortometrajes de garage un par de décadas atrás, se enfocó en su estilo más allá de la sustancia; de hecho sus dos mejores películas en quince años (la encantadora Big Fish y la caótica Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street) son aquellas donde el guión justifica las locuras visuales y no un inútil viceversa. Con muchos tropiezos y pasos en falso en los últimos años, Tim Burton regresa a las grandes ligas con Miss Peregrine y los Niños Peculiares (Miss Peregrine's Home for Peculiar Children, 2016), una peculiar película de fantasía que nos recuerda que el director detrás de nuestros mejores sueños y algunas de las más terribles pesadillas filmadas, aún tiene mucho que ofrecer.

Después de la muerte de su abuelo, Jake (Asa Butterfield) comienza a investigar una de las historias recurrentes de su fallecido amigo: la existencia de una casa en Gales donde habitaban niños con capacidades extraordinarias, llamados peculiares. Convenciendo a su psicóloga (Allison Janney) y su padre (Chris O'Dowd) de que lo mejor para cerrar el ciclo era seguir con las pistas de su abuelo, Jake viaja al lugar sólo para encontrarse que la casa fue destruida por una bomba durante la Segunda Guerra Mundial. Desmotivado, el chico comienza la retirada cuando se topa con Emma (Ella Purnell), una señorita con zapatos pesados que promete llevarlo a la casa de Miss Peregrine (Eva Green), detenida en algún momento de 1943. Lo que en apariencia parecía ser imposible, termina siendo una aventura por el tiempo en el que y el grupo de protegidos de Miss Peregrine corren peligro ante la presencia de Barron (Samuel L. Jackson), un mutante que busca la inmortalidad.

Con una atractiva historia, basada en la novela homónima escrita por Ransom Riggs y adaptada al celuloide por Jane Goldman, el director se acerca a uno de los temas que más le apasionan: la peculiaridad de los personajes. Las manos de tijera, los grandes cerebros o la capacidad para entablar relación con los muertos que antes habitaban una casa son sustituidos aquí por figuras determinadas con habilidades o deformaciones que los hacen únicos y necesariamente apartados; como si fuera una historia construida a la medida, Burton ingresa a su terreno más personal al explorar el universo de los niños que habitan un mundo en apariencia perfecto, pero oscuro en sus adentros. De hecho, el director que conscientemente se encuentra tras la cámara no es tan diferente del solitario Enoch (interpretado por Finlay MacMillan), un chico que puede traer a la vida seres fantásticos y aún así sólo se enfoca en criaturas hechas con una perversa imaginación.

En la historia, que visto de una forma es el acercamiento de Burton a la saga de X-Men en el que la palabra mutante es sustituida con peculiar, hay elementos ya vistos en una gran cantidad de filmes y novelas young adult, sin embargo la forma en como Burton imprime su sello característico al mismo tiempo que añade un elemento sentimental que tenía mucho que no veíamos (si, el director todavía tiene corazón y al parecer puede ocuparlo a gusto) en una de sus películas, impulsa al filme sobre cualquier otro. Sin sus muchos de sus colabores habituales, el eficaz fotógrafo Bruno Delbonnel y la brillante diseñadora de vestuario Colleen Atwood son los únicos recurrentes en la filmografía de Burton que regresan ante la notable ausencia de Danny Elfman en la música, el director evita enrollarse con la trama, complicada innecesariamente en momentos y tramposa en otros especialmente cuando se bucles temporales hablamos, y se luce con el poderoso despliegue visual, con todo y homenaje a Jason y los Argonautas de Ray Harryhausen, además de la presencia de la que bien podría ser su nueva musa.

Asa Butterfield, el Hugo de Scorsese, protagoniza esta cinta como un niño débil que por enésima ocasión realizará el camino del héroe. Con una gracia natural y cierto parecido con otros niños modelo de la filmografía del director (¿Alguien dijo Winona Ryder?) Butterfield maneja el peso dramático del filme entre un grupo de adolescentes desconocidos cuya peculiaridad supera sus capacidades histriónicas, quizá sólo resultando notable Ella Purnell, capaz de robarle el aliento a cualquiera. Cuando Eva Green, quién ya había trabajado bajo las órdenes de Burton en Sombras Tenebrosas, aparece en la cámara no hay nada que se pueda hacer para evitar atracción hacia ella. En su personaje, que a pesar de figurar en el título sale unos cuantos minutos en el filme, Green se muestra atractiva y elegante con su porte, su lenguaje y su mirada. Caso contrario con figuras como Judi Dench, perdida entre un par de escenas y para después ser fácilmente arrojada por la ventana y Samuel L. Jackson, una figura antagónica reducida cuyo temor es induce por lo que se dice, no por lo que se hace.

Como siempre, es un placer ver que alguien a quién ya habíamos visto cansado y complaciente, nos sorprenda como lo hace Burton con Miss Peregrine y los Niños Peculiares. Es inevitable pensar en el discurso de aceptación que hace un par de años entabló el guionista Graham Moore al ganar el Oscar; "A ese niño ahí afuera que siente que no encaja en ninguna parte. Sí encajas, sigue siendo raro, sigue siendo diferente y entonces, cuando sea tu turno, pasa el mensaje" decía el hombre en cuestión con su estatuilla dorada en las manos. Después de ver al raro y peculiar director de cabello despeinado pasando el mensaje con una inusual enjundia, lo mejor será que todos le hagamos caso a Moore y nos mantengamos raros y diferentes.

Por cierto, Wish that you Were Here, el tema que el grupo Florence + the Machine compuso para la película es una absoluta belleza.

***

Miss Peregrine's Home for Peculiar Children
Estados Unidos, 2016
Dir. Tim Burton
con Eva Green, Asa Butterfield, Samuel L. Jackson, Judi Dench
Duración: 127 minutos
Distribuye: 20th Century Fox México

1 Comentarios

  1. no merece mucho la pena, solo el comienzo, es más un producto para niños timburterizado q a medida q avanza la cinta se transforma en una película cutre.

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