por EFE
Pocos dudan que Meryl Streep es ya una leyenda viva del cine; la mujer de las catorce candidaturas al Óscar parece no tener cuentas pendientes en su carrera, pero se resiste a fijar un cenit que marque el inevitable declive y sorprende con un nuevo logro interpretativo en el musical Mamma Mia!.
"Hay tantos personajes diferentes como personas hay en el mundo, así que aún me queda mucho por hacer en el cine, sobre todo porque hay muchas mujeres que están deseando ver sus historias proyectadas en la pantalla grande. Y yo acepto sugerencias", afirma una relajada y sonriente Meryl Streep.
La actriz promociona durante estos días la ambiciosa traslación al cine del musical Mamma Mia!, basado en las canciones del grupo sueco Abba.
En esta película, cuyo estreno mundial tiene lugar hoy en Grecia, país en el que está ambientada su trama, Streep canta, baila y afronta su "mayor reto físico" hasta la fecha, enfundada en las brillantes mayas que los miembros de Abba convirtieron en icono de los 70.
Mamma Mia! cuenta la historia de Donna, una madre soltera que se reencuentra con los tres posibles padres de su hija -Colin Firth, Pierce Brosnan y Stellan Skarsgard- ante la inminente boda de ésta.
Un dilema en plena madurez al que se tiene que enfrentar esta mujer que ha visto sus deseos cumplidos, el de dirigir su propio negocio, un encantador pero trabajoso hotel en una evocadora isla griega, aunque ese sueño no se haya realizado tal y como esperaba, junto al hombre con el que lo planeó.
"Pero le queda la música", apunta la actriz. Las inolvidables melodías del grupo sueco, que sirven de identidad generacional para los protagonistas de esta historia y cuyo "maravilloso optimismo" contagia a los jóvenes novios encarnados por Dominic Cooper y la debutante Amanda Seyfried.
Para Streep estas melodías encierran una idea esencial en Mamma Mia!, que las personas nunca saben lo que la vida les va a deparar, y una vez que lo descubren, llegan a reaccionar de formas muy sorprendentes.
Estas inesperadas reacciones llegan en la cinta en forma de número musical. Chiquitita, Money, money, Super trouper o The winner takes it all son algunos de los legendarios temas que han saltado de los escenarios a la pantalla grande y que aportan a esta historia "cierta pátina de perdón sobre los errores que cometen los personajes".
"Son canciones que hablan de ocasiones perdidas y que recuerdan que las segundas oportunidades a veces ocurren", prosigue la protagonista de Memorias de África o Kramer contra Kramer.
Este proyecto parece encajar a la perfección en las expectativas de la actriz, pero ella asegura no esperar nada en este momento profesional. No parece querer mirar al presente y mucho menos al futuro.
Y es que toda su trayectoria hasta ahora está escrita en letras mayúsculas. Formada en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, la actriz se curtió en las tablas con Chejov y Shakespeare antes de despegar en el cine a finales de los 70 junto a Dustin Hoffman o Woody Allen.
Triunfó en Broadway, donde décadas después vio el montaje teatral de Mamma Mia! y se quedó prendada del proyecto.
Más tarde se convirtió, cumplidos los 50, en su guión soñado. "Tenía algo que no muchas propuestas que suelen llegarme tienen -explica-. Me proponía retos en todas y cada una de mis facetas profesionales, no solo en lo interpretativo".
Todo ello "encerrado en un maravilloso contexto: el disfrute de la música por encima de todo", asegura la actriz, que ya demostró sus dotes vocales en "A prairie home companion", la última película del fallecido Robert Altman, metiéndose en la piel de una cantante de country
Pocos dudan que Meryl Streep es ya una leyenda viva del cine; la mujer de las catorce candidaturas al Óscar parece no tener cuentas pendientes en su carrera, pero se resiste a fijar un cenit que marque el inevitable declive y sorprende con un nuevo logro interpretativo en el musical Mamma Mia!.
"Hay tantos personajes diferentes como personas hay en el mundo, así que aún me queda mucho por hacer en el cine, sobre todo porque hay muchas mujeres que están deseando ver sus historias proyectadas en la pantalla grande. Y yo acepto sugerencias", afirma una relajada y sonriente Meryl Streep.
La actriz promociona durante estos días la ambiciosa traslación al cine del musical Mamma Mia!, basado en las canciones del grupo sueco Abba.
En esta película, cuyo estreno mundial tiene lugar hoy en Grecia, país en el que está ambientada su trama, Streep canta, baila y afronta su "mayor reto físico" hasta la fecha, enfundada en las brillantes mayas que los miembros de Abba convirtieron en icono de los 70.
Mamma Mia! cuenta la historia de Donna, una madre soltera que se reencuentra con los tres posibles padres de su hija -Colin Firth, Pierce Brosnan y Stellan Skarsgard- ante la inminente boda de ésta.
Un dilema en plena madurez al que se tiene que enfrentar esta mujer que ha visto sus deseos cumplidos, el de dirigir su propio negocio, un encantador pero trabajoso hotel en una evocadora isla griega, aunque ese sueño no se haya realizado tal y como esperaba, junto al hombre con el que lo planeó.
"Pero le queda la música", apunta la actriz. Las inolvidables melodías del grupo sueco, que sirven de identidad generacional para los protagonistas de esta historia y cuyo "maravilloso optimismo" contagia a los jóvenes novios encarnados por Dominic Cooper y la debutante Amanda Seyfried.
Para Streep estas melodías encierran una idea esencial en Mamma Mia!, que las personas nunca saben lo que la vida les va a deparar, y una vez que lo descubren, llegan a reaccionar de formas muy sorprendentes.
Estas inesperadas reacciones llegan en la cinta en forma de número musical. Chiquitita, Money, money, Super trouper o The winner takes it all son algunos de los legendarios temas que han saltado de los escenarios a la pantalla grande y que aportan a esta historia "cierta pátina de perdón sobre los errores que cometen los personajes".
"Son canciones que hablan de ocasiones perdidas y que recuerdan que las segundas oportunidades a veces ocurren", prosigue la protagonista de Memorias de África o Kramer contra Kramer.
Este proyecto parece encajar a la perfección en las expectativas de la actriz, pero ella asegura no esperar nada en este momento profesional. No parece querer mirar al presente y mucho menos al futuro.
Y es que toda su trayectoria hasta ahora está escrita en letras mayúsculas. Formada en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, la actriz se curtió en las tablas con Chejov y Shakespeare antes de despegar en el cine a finales de los 70 junto a Dustin Hoffman o Woody Allen.
Triunfó en Broadway, donde décadas después vio el montaje teatral de Mamma Mia! y se quedó prendada del proyecto.
Más tarde se convirtió, cumplidos los 50, en su guión soñado. "Tenía algo que no muchas propuestas que suelen llegarme tienen -explica-. Me proponía retos en todas y cada una de mis facetas profesionales, no solo en lo interpretativo".
Todo ello "encerrado en un maravilloso contexto: el disfrute de la música por encima de todo", asegura la actriz, que ya demostró sus dotes vocales en "A prairie home companion", la última película del fallecido Robert Altman, metiéndose en la piel de una cantante de country
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