por Ulises Blanco
Es cierto que Ben-Hur, Titanic y El Señor de los Anillos: El retorno del Rey son las cintas más premiadas en la historia del Oscar. Sin embargo, pese a sus impresionantes 11 estatuillas hay otras que con menos premios alcanzaron algo que pocas han hecho, es decir, ganar las cinco categorías principales: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Guión. La lista es de apenas tres, donde sobresale, El silencio de los Inocentes, la última gran premiada por la Academia (It Happened One Night ( 1933) y Atrapado sin salida (1974) completan la lista).
El silencio de los Inocentes causó furor, allá por el lejano 1991, una historia acerca de relación -que se forja con la historia- de la pasante de agente del FBI Clarice M. Starling (Jodie Foster) con el canibal Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), en su intento por encontrar al sádico asesino de mujeres Buffalo Bill, todo envuelto en un ambiente de misterio y suspenso.
Esta fue al historia que impactó a la Academia y le dio a Jonathan Demme, el director, su primer y único Oscar hasta el momento (este año, Anne Hathaway está nominada como Mejor Actriz por su cinta El casamiento de Raquel), quien se impuso a directores de la talla de John Singleton, Barry Levinson, Oliver Stone y Ridley Scott.
Por su parte, Jodie Foster, con el que es considerado su personaje más memorable, llegó como favorita y se alzó como Mejor Actriz dejando en sus asientos a Bettle Midler, Laua Denn, Geena Davis y a la mismísima Susan Sarandon.
Anthony Hopkins, en el personaje de su vida, se impuso a Warren Beatty, Robert De Niro, Robin Williams y Nick Nolte, quienes vieron cómo el inglés se consagraba como uno de los grandes del mundo del cine. Para completar la hazaña, Ted Tally obtuvo el premio por la adaptación de la obra de Thomas Harris.
Aunque esa noche se le escaparon otros dos premios (Mejor Sonido y Mejor Edición), esa noche, la del 30 de marzo de 1992, fue la gran noche de El silencio de los Inocentes. Su producción se fue a casa con cinco estatuillas, las más importantes, y con la promesa de una segunda parte que llegó hasta 2001 pero de la mano de Ridley Scott y con Julianne Moore, en lugar de Jodie Foster -quien rechazó el papel- con la decepcionante Hannibal. Lo que vino después fue un desastre, la prueba de que hay cosas que tienen que quedar como estaban: Dragón Rojo (el remake Manhunter) y Hannibal Rising, ya sin Hopkins, fueron la puntilla de esta gran historia.
Los años han pasado y aunque producciones como Titanic y El Señor de los Anillos: El retorno del Rey arrasarón con los premios, no ha habido una que replace a El silencio de los Inocentes como la última cinta que ganó todos los premios principales. Habrá que esperar al próximo año, porque en 2009 ninguna cinta está en posibilidades de lograrlo. El curioso caso de Benjamin Button podría alcanzar apenas cuatro de las cinco categorías, luego de que Cate Blanchett no cumplió con los pronósticos y se quedó en la orilla de la carrera por Mejor Actriz.
El silencio de los Inocentes causó furor, allá por el lejano 1991, una historia acerca de relación -que se forja con la historia- de la pasante de agente del FBI Clarice M. Starling (Jodie Foster) con el canibal Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), en su intento por encontrar al sádico asesino de mujeres Buffalo Bill, todo envuelto en un ambiente de misterio y suspenso.
Esta fue al historia que impactó a la Academia y le dio a Jonathan Demme, el director, su primer y único Oscar hasta el momento (este año, Anne Hathaway está nominada como Mejor Actriz por su cinta El casamiento de Raquel), quien se impuso a directores de la talla de John Singleton, Barry Levinson, Oliver Stone y Ridley Scott.
Por su parte, Jodie Foster, con el que es considerado su personaje más memorable, llegó como favorita y se alzó como Mejor Actriz dejando en sus asientos a Bettle Midler, Laua Denn, Geena Davis y a la mismísima Susan Sarandon.
Anthony Hopkins, en el personaje de su vida, se impuso a Warren Beatty, Robert De Niro, Robin Williams y Nick Nolte, quienes vieron cómo el inglés se consagraba como uno de los grandes del mundo del cine. Para completar la hazaña, Ted Tally obtuvo el premio por la adaptación de la obra de Thomas Harris.
Aunque esa noche se le escaparon otros dos premios (Mejor Sonido y Mejor Edición), esa noche, la del 30 de marzo de 1992, fue la gran noche de El silencio de los Inocentes. Su producción se fue a casa con cinco estatuillas, las más importantes, y con la promesa de una segunda parte que llegó hasta 2001 pero de la mano de Ridley Scott y con Julianne Moore, en lugar de Jodie Foster -quien rechazó el papel- con la decepcionante Hannibal. Lo que vino después fue un desastre, la prueba de que hay cosas que tienen que quedar como estaban: Dragón Rojo (el remake Manhunter) y Hannibal Rising, ya sin Hopkins, fueron la puntilla de esta gran historia.
Los años han pasado y aunque producciones como Titanic y El Señor de los Anillos: El retorno del Rey arrasarón con los premios, no ha habido una que replace a El silencio de los Inocentes como la última cinta que ganó todos los premios principales. Habrá que esperar al próximo año, porque en 2009 ninguna cinta está en posibilidades de lograrlo. El curioso caso de Benjamin Button podría alcanzar apenas cuatro de las cinco categorías, luego de que Cate Blanchett no cumplió con los pronósticos y se quedó en la orilla de la carrera por Mejor Actriz.
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