El Salon Rojo: Voy a Explotar


por Alejandro Aleman
Un chico encuentra a una chica..y eso es ya una aventura. Pero la trascendencia del encuentro entre un chico y una chica se vuelve doblemente poderoso, apasionado, melancólico, loco y a veces estúpido cuando éste se da en la adolescencia. Gerardo Naranjo lo sabe, y sabe también que si quiere llevar el drama adolescente a la pantalla sólo hay una ruta: sentirlo, o en su caso (y el nuestro) recordarlo.
Porque todos los sabemos, todos estuvimos ahí alguna vez, todos en algún momento –por mínimo que hubiese sido- nos hemos sentido fuera de lugar, como bichos raros incapaces de comunicar nuestras angustias, miedos y frustraciones con nadie, ni con nuestros padres, ni con nuestros maestros. Como bien dijera Michael Moore en su muy premiado “Bowling For Columbine”: la adolescencia apesta.
Angustia adolescente. Ese es el ingrediente principal de ‘Voy a Explotar’, tercer largometraje de Gerardo Naranjo quien después de Drama/Mex demuestra que lo suyo es algo más que suerte de principiante. Si en aquella, su segunda película como director, era evidente la necesidad de hacer cine emergente (ya sea por lo bajo de su presupuesto, o por la afortunada impericia técnica, o por la genial idea de situarse fuera de la Ciudad de México, o incluso por arriesgarse con no-actores hermosos pero principiantes), en ‘Voy A Explotar’ Naranjo no pierde un gramo de audacia. Sigue eludiendo el convencionalismo, sigue siendo un provocador, sigue privilegiando las historias simples sin equipararlas con la banalidad, peligro máximo de toda historia que hable sobre adolescentes hoy en día.
Maru se siente incómoda desde que su amiga del alma se fue de Guanajuato para vivir en la ciudad. Román sigue escribiendo en su diario las fantasías sobre cómo sería su trágica y bien planeada venganza suicida en contra de sus padres y maestros. Maru conoce a Román y escribe en su diario “apareció un chico llamado Román…existe, pero también yo lo inventé […] siento que voy a explotar”. La crónica de su encuentro y posterior huída –misma que resulta obvia- serán la materia prima de esta cinta en la que sus personajes se convertirán en una especie de Bonnie y Clyde provincianos, que se burlarán de la ineptitud de los adultos y la sociedad que los rodea
Naranjo no abandona las obsesiones que claramente había hecho patentes en Drama/Mex: guiños constantes con el cine de la nueva ola francesa, un sentido personalísimo de la composición de imágenes, una fotografía colorida y por momentos preciosista, el uso de no-actores jóvenes y sin experiencia que sin embargo logra que brillen en la pantalla, y un oído exacto para seleccionar la música que viste y da personalidad a sus cintas. Y sin embargo se permite experimentar, reduce el tono documental de sus tomas (la cámara al hombro), para dar paso a una cámara más audaz que recorre con suavidad los espacios que habitan sus personajes; permitiéndose incluso el lujo de un excelente plano secuencia a media película.
Tampoco ha perdido el tino en su elección de actores. De nuevo, busca a sus protagonistas en la calle, haciendo un casting entre miles de jóvenes para encontrar a estos dos chicos (María Deschamps y Pablo de Santiago) que suplen su inexperiencia actoral con dos cosas que no se enseñan en ninguna escuela: naturalidad y química frente a la cámara. A este combo se le une Daniel Giménez Cacho en el papel de un diputado panista –padre de Román- quien no pierde la calma ante la huida de su hijo con tal de no afectar su imagen política. Naranjo encuentra en Giménez cacho el catalizador de toda esta historia en una actuación que, hay que decirlo, se roba la película cada que aparece a cuadro (¿por qué será que a Giménez Cacho se le da tan bien el papel de político corrupto?).
Gerardo Naranjo es, definitivamente, uno de los directores más interesantes de nuestro cine hoy en día; su último trabajo, ‘Voy a Explotar’, es una cinta inteligente y provocadora, que elude todo aquello que podría calificarla como simple “cine mexicano”. Y es que mientras el cine nacional insiste en ver a los adolescentes como hermosos consumidores potenciales, y a la Ciudad de México como única fuente de historias; siempre resulta alentador ver a un director que es capaz de hacer algo que a veces pareciera imposible para la cinematografía nacional de hoy en día: ser original y arriesgado.
‘Voy a Explotar’ será – como lo fue Drama/Mex- una cinta que dividirá al público y a la crítica. A muchos les será incomprensible y hasta ridícula la desesperación de sus personajes. Aquellos que así lo crean sólo tendrían que hacer algo muy simple: recordar su propia adolescencia.

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