por Alejandro Alemán
Al fin terminó el verano, y el saldo final es terriblemente negativo. De todas las megaproducciones hollywodenses sólo dos realmente resultaron interesantes y dignas de nuestra memoria: Watchmen y Star Trek.
La primera resultó una adaptación bastante digna de un cómic que en los hechos sigue siendo infilmable. Snyder hace un buen trabajo, pero se queda aún lejos de la profundidad que expone el material original. Star Trek por su parte resulta una revelación; un buen guión que se las ingenia para dar borrón y cuenta nueva a una saga que ya era ridículamente larga y un nuevo grupo de actores que resulta bastante efectivo. A eso añádanle un director cada vez más competente como J.J. Abrams y tienen como resultado una buena película de verano, palomera pero emocionante, con la dosis adecuada de acción y que nos deja al final con ganas de ver más.
Este año acudimos al nacimiento de un nuevo género: el cine basado en…juguetes (por abstracto que esto suene). Paramount Pictures siguió con su apuesta iniciada con la primera Transformers, películas basadas en juguetes de los ochenta.Transformers 2 y G.I. Joe representan apenas la segunda etapa de un plan que abarca una amplia estrategia en su alianza con el juguetero Hasbro, quien a partir de estas películas ha reportado un incremento de 5% en sus ganancias, la crisis mundial le hizo los mandados a Hasbro.
El caso de Transformers 2 fue interesante. La crítica mundial destrozó la película; luego entonces, se esperaba una debacle catastrófica en la taquilla que representaría pérdidas millonarias. ¿Y qué sucedió?, justamente todo lo contario, al público no le interesó lo que tuviera que decir la crítica sobre Transformers 2 y optó por pagar su boleto, dejando en taquilla $389,508,496 USD, convirtiendo a esta cinta en la más taquillera del verano.
Tal discrepancia entre crítica y ganancias en taquilla hizo que la Paramount se abstuviera de mostrar ’G.I. Joe’ a la crítica antes que al público (como es lo usual): "Luego del abismo que experimentamos con Transformers 2 entre la respuesta del público y la crítica, decidimos renunciar a las reseñas del día de estreno como una estrategia para promocionar G.I. Joe. Queremos que el público defina este filme", dijo Rob Moore, vicepresidente de Paramount Pictures.
Cabe aclarar que lo anterior sólo sucedió en Estados Unidos; en México la cinta sí se exhibió primero a la crítica antes que al público; ¿qué nos dice eso de la crítica en México?
Luego entonces, ¿quién necesita a los críticos de cine?, ¿quién lee críticas cinematográficas? Al parecer al público le tiene completamente sin cuidado lo que un puñado de locos escribe sobre cine. La abrumadora respuesta de la gente ante una película francamente mala, carente de un guión sólido (o al menos coherente) y con personajes completamente olvidables, como es el caso de Transformers 2, sólo encuentra su explicación en una palabra: nostalgia.
Los que fueron niños en los ochenta, que jugaron con G.I. Joe’s y Transformers, son los padres de familia de hoy. En esta ocasión los padres son lo que arrastraron a sus familias enteras al cine, para enseñarles de qué se trataban sus juegos de infancia.
El tiempo dirá si el desdén a la crítica es una estrategia que le funcione a las distribuidoras. El próximo año sabremos si la nostalgia es suficiente combustible como para que la gente siga empujando a estas películas que privilegian la pirotecnia por encima de una buena historia. Son películas que generan dinero, pero que carecen de alma.
Le queda como tarea a la crítica de cine cuestionarse a si misma su papel como vínculo entre el público y el cine. Por mucha nostalgia hacia los ochenta, en definitiva esto habla de la terribla distancia que hay entre la crítica de cine y el público que de hecho va al cine. Por lo pronto, el desdén de los estudios a la crítica trae consigo algo positivo: nos ahorran la molestia de reseñar películas malas.
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