Crítica - Guatdefoc


Sundown
Dir. Fernando Lebrija

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Es claro que para que una industria cinematográfica sea considerada como tal debe ofrecer una atractiva diversidad de películas provenientes de todos los géneros. En los últimos años el cine mexicano ha cumplido con tal característica y gracias a ello pueden coincidir en un mismo espacio una comedia romántica sosa, un interesante trabajo de autor y una aclamada película que llega a las salas (por lo regular a pocas) con el respaldo de algún premio internacional, su presencia en algún festival de alto o mediano calibre o simplemente con el apadrinamiento de una figura importante del cine nacional.

Así que cuando una película como Guatdefoc (Sundown, 2016) llega a las pantallas grandes, esta no debería de generar mayor revuelo que todas esas películas similares por su fórmula. No estamos ante una película que trascienda por una arriesgada historia, que intente ser más que una comedia para pasar el rato o que simplemente exista por existir y en un par de semanas nos olvidemos de ella, así como pasó el año pasado con Malaventura (de la cuál sólo nos acordamos para publicarla en nuestro conteo de lo peor del 2015). El verdadero problema para ese insulto a la inteligencia que el productor y ejecutivo convertido en director por capricho Fernando Lebrija ofrece en su segundo largometraje es que la película no sólo puede ser juzgada por su pésima historia, sus actuaciones mediocres, su puesta en escena con amplias fallas o su ridículo nombre, sino también como un producto hecho en colaboración con un estado en busca de promoción.

Logan (Devon Werkheiser), un aspirante a DJ y Blake (Sean Marquette), un pequeño empresario digitial, deciden vivir su último spring break antes de irse a la Universidad, sin embargo sus planes de visitar un crucero nudista son interceptados y evaporados por los molestos padres de Logan, quién se quedará encerrado y con una gran cantidad de quehaceres durante el descanso. Motivado por seguir a la chica de sus sueños, Logan y Blake viajan a Puerto Vallarta, donde en una noche loca conocen a Gaby (Camilla Belle), una prostituta que al no ser recompensada, roba el Rolex del padre de Logan. Ahora en un país que no conocen y con poco dinero, Logan, Blake y el taxista Chuy (Silverio Palacios) deberán rescatar el reloj, aunque eso signifique enfrentarse con un mafioso ruso.

Resulta curioso que esta "comedia" tenga tan poco que ofrecer dentro de un género donde si bien ya lo hemos visto todo, siempre hay la oportunidad de salir victorioso con pocos elementos. Con su pobre guión relleno de humor del más básico que se pueda encontrar, el director y guionista del filme intentará provocar risas con escenas donde alguien se vomita en la boca de alguien, alguien profundamente borracha orina a la mitad de una pista o aquella en donde uno de los protagonistas descubre que se ha acostado con un "shemale" con el pene más grande que él. El juvenil y estúpido humor insertado con poca habilidad fracasa visiblemente, así Guatdefoc es una comedia que no divierte y que por pocos momentos entretiene. Como si fuera poco, la cinta tiene una burda mezcla de géneros llegando a su lamentable punto obvio con una persecución filmada con menos destreza que las retratadas por el mismo hombre en su primer filme, Amar a Morir.

La pobre cámara de Lebrija y su pésimo manejo de actores tampoco ayudan en esta película. Camilla Belle y su acento extraño, la sobreactuada Teri Hatcher haciéndola de una madre más desesperante que desesperada, Jordi Mollá luciendo francamente imbécil en su papel como un mafioso ruso y un molesto Sean Marquette (a quién ojalá no tengamos que ver nunca más) conforman el reparto donde apenas se pueden rescatar a Devon Werkheiser apegándose a todas las reglas que cualquier manual de sobrevivencia fílmica debería de contener y Silverio Palacios en un papel blandengue que funciona (poco) gracias al carisma que el actor posee y que ha demostrado en infinidad de ocasiones, muchas de ellas en un papel similar.

Entonces ¿por qué una película que no tiene un ápice de inteligencia y que fracasa indignamente en la más simple de las misiones que toda cinta enfrenta se exhibe o simplemente llegó a realizarse? La respuesta vuelve a caer en el capricho de Lebrija, solo que en este caso tuvo un cómplice: el gobierno del estado de Jalisco y la representación de Puerto Vallarta. Guatdefoc o Sundown como se llamará en Estados Unidos, es un vil comercial del puerto jalisciense, un mal anuncio donde la belleza natural (que tiene, más no se ve en la película) se opaca gracias al poco tacto que los guionistas tuvieron con los personajes nativos y la situación que enfrentan en su lugar de origen. Para hacer funcionar su ridícula historia y que al final en realidad no se llegó a ningún punto (Si se perdió el rolex, denlo por perdido), Lebrija y sus coguionistas Miguel Tejada-Flores y George Huang ubican a sus dos gringos en apuros entre mexicanos aprovechados y ventajosos, policías federales ojetes, maricones (así es la palabra ocupada incluso como marca en uno de los personajes) y mujeres borrachas y fáciles o al menos eso son las que no son prostitutas. Parece que el gobierno del estado de Jalisco está de acuerdo en que su territorio se represente con esa calaña y con tan mal trabajo visual (al menos dos directores de fotografía no pudieron darle identidad al lugar retratado), eso es lo menos que podría esperarse después del pago de millones de pesos que el estado "invirtió" en el filme ¿qué nadie leyó lo que estaban apunto de apoyar?

Después de unos lamentables 103 minutos Guatdefoc demuestra que no tiene ningún valor artístico, estético o narrativo. Al igual que la música a la que idolatra su personaje principal (que ve en Paul Oakenfold y Steve Aoki a sus modelos a seguir), el filme pocas veces puede mantener un ritmo, se llena de elementos ruidosos y después de un rato comienza a molestar. El cine mexicano es una industria, o al menos poco a poco se va estableciendo como una, llena de diversidad, pero son películas como Guatdefoc la clase de filmes que no merecemos y que menos se deberían financiar con recursos públicos. ¿Viva la Fiesta? ¿Vivan los DJs? le preguntaríamos cantando al hombre detrás de este filme, pues parece que eso es lo único que estaba interesado en mostrar y ni eso pudo hacer bien; what the Fuck?

*

Sundown
México, 2016
Dir. Fernando Lebrija
con Devon Werkheiser, Sean Marquette, Camilla Belle, Sara Paxton
Duración: 103 minutos
Distribuye: Televisa Cine

Película programada en el 31° Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG)

4 Comentarios

  1. Horrible película!! Hace una burla de los mexicanos, nos retrata como ladrones, prostitutas, borrachos, como gente ignorante... el guión no es divertido. Ni siquiera la termine de ver...

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