Crítica - Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos


Warcraft: The Beginning
Dir. Duncan Jones

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Hay películas que parecen ser un completo desastre y, para su desgracia, Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos (Warcraft: The Beginning, 2016) es una de ellas; después del paso de los créditos finales, la teoría se confirma. Esta tardía adaptación cinematográfica a uno de los primeros videojuegos para multijugadores en línea, surge como un festín de efectos especiales y nombres ridículos que suenan en situaciones aún más lamentables, rodeado por la molesta ambición de un estudio más preocupado en desarrollar el planteamiento de una posible franquicia que en ofrecer algo verdaderamente útil o interesante que permita la existencia de esta. El síndrome de Los Cuatro Fantásticos se repite en este verano.

Después de ver su mundo consumido, los clanes de orcos tendrán que seguir a su líder, el malvado Gul'dan (Daniel Wu) a través de un portal hacia otro mundo, específicamente el pacífico reino de Azeroth. Cuando los orcos comienzan a exterminar a la población del lugar, el guerrero Lothar (Travis Fimmel) y el Rey Llane (Dominic Cooper) deberán pedir la ayuda del poderoso guardián Medivh (Ben Foster), para proteger su reino. Mientras, en el bando de los invasores, el patriarca Durotan (Toby Kebbell), comienza a notar que el poder y la oscura magia que su líder ocupa podría llevarlos al final de su especie y de su nuevo mundo, así que con su recién formada familia en mente, decide buscar a los humanos e iniciar una tregua en el, ahora violento, reinado.

En su primer gran acercamiento al cine hollywoodense, el capaz director Duncan Jones se enfrenta a un proyecto que puede fracasar fácilmente gracias a la irregular historia que tiene desde su origen en los ordenadores noventeros. En su transición al cine, el guión escrito a cuatro manos por Jones y Charles Leavitt, arranca constante y conforme los minutos avanzan, comienza a tomarse muy en serio. En su fallido intento por olvidar lo ridículo de su potencial trama o quizá por dignificar la misma, el equipo de guionistas y la productora del filme se empeñan en mostrar un conflicto que nunca terminará por estallar en la pantalla. Dejando de lado el discurso político, social y familiar que increíblemente una película como Warcraft: The Beginning quiere tener, el argumento absurdo y aburrido es la constante debilidad del filme, especialmente en los últimos minutos, cuando el espectador descubre que ese cóctel de efectos e ideas bobas, no es más que un largo e innecesario prólogo a algo que tal vez nunca podremos ver.

Hay que admitir que Jones, fan del videojuego confeso, ofrece un par de cosas visualmente interesantes, aún en ese pastiche medieval à la Tolkien. El elegante minimalismo mostrado en sus primeras dos películas, se convierte en un ruidoso ejercicio que mantiene su técnica y destreza en la mayoría de sus secuencias, no importa si éstas se desarrollan en un campo lleno de orcos digitalizados o a la distancia, como si se tratara de un tablero (¿o pantalla?) de Age of Empires, desafortunadamente nada de esto importa si lo que se cuenta es hueco y sin relevancia. La colorida fotografía de Simon Duggan y la estridente música de Ramin Djawadi, que Warcraft comparte, al igual que su poco respeto por sus personajes principales, con la serie Game of Thrones de HBO, tampoco pueden hacer mucho para salvar a este mal logrado filme.

El elenco, conformado por un par de caras reconocidas, tampoco es el más eficaz. Travis Fimmel, reconocido por la serie Vikings, demuestra su poco nivel actoral con un héroe gris, sin emociones ni motivaciones, incluso su contraparte, aquel ogro orco generado por motion capture con Toby Kebbell en el traje de captura, se nota más humano y funcional. Con ambos personajes guiados en esencia por el mismo fin paternal, el poco tacto de Fimmel rompe con cualquier honestidad que el filme pudo haber tenido. Con Dominic Cooper y Ben Foster, rezagados a papeles secundarios mal construidos que hacen y deshacen cosas por capricho argumental y Paula Patton en otra lamentable participación en pantalla, es el joven Ben Schnetzer, también luciéndose en Pride: Orgullo y Esperanza, quien destaca en el elenco, pero tampoco es algo del otro mundo (o si, quizá del mundo de los orcos tiesos).

Al igual que esos tutoriales en YouTube o las otras películas que han experimentado llevar los videojuegos a la pantalla grande, Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos nos presenta un juego que a la distancia no parece ser nada divertido. Por muy buenos gráficos que tenga (que no los tiene) o la música atrapante (que tampoco queda del todo redonda), Warcraft en su versión cinematográfica nos hace desear que el juego acabe de inmediato. Game Over.

*+

Warcraft: The Beginning
Estados Unidos, 2016
Dir. Duncan Jones
con Travis Fimmel, Ben Foster, Dominic Cooper, Paula Patton
Duración: 123 minutos
Distribuye: Universal Pictures México

1 Comentarios

  1. Clásico crítico mamerto que a la fuerza quiere un ensayo kubrickiano cada que entra a ver una película de aventuras con orcos y magos. Si desde un inicio tienes un problema con el material de fuente (el cual criticas sin venir a cuento), no le hagas más al cuento. Sólo te faltó mencionar que "no es El Señor de los Anillos" para que tu redacción se volviera una calca de lo que dijeron los críticos gringos.

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