Crítica - Un Juego sin Reglas: Nerve


Nerve
Dir. Henry Joost & Ariel Schulman

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Es cierto que no se necesita mucha imaginación para pintarse un mundo en el que, con la promesa de un gran premio, las personas comunes y corrientes estén dispuestas a hacer lo que sea; de hecho el uso de la imaginación podría evitarse si agregamos que las pruebas de dicho reto deben comprobarse en un vídeo que se transmitirá en vivo por internet con la posibilidad de ser observados por una tribuna global que bien podría darles esos quince minutos de fama que todo el mundo busca (o al menos eso pensaba Andy Warhol). Con esa idea común, surge en cartelera una película que expone a sus protagonistas (o concursantes, según se quiera ver) a un entretenido juego de verdad o reto, pero sin recurrir a la verdad, donde las cosas van tornándose más peligrosas conforme se acercan al final del juego.

A diferencia de los distópicos futuros en los que se ambientan otras franquicias basadas en un libro para adultos jóvenes (Los Juegos del Hambre, Maze Runner y la truncada Divergente, por sólo mencionar las más populares), lo que se cuenta en Un Juego sin Reglas: Nerve (Nerve, 2016) sucede en nuestras calles, tomadas en dentro y fuera de la pantalla por jóvenes compartiendo vídeos de siete segundos, atrapando criaturas inexistentes (ya sea en Pokemon Go! o Tinder) y siempre compartiendo y observando su vida y la de los demás. Si en 1984, George Orwell anticipaba la existencia de una figura que todo lo ve y todo lo oye, aquí todos los usuarios con un celular y el suficiente tiempo libre pueden ser ese Gran Hermano omnipresente. ¿Aterrador, no?

Vee (Emma Roberts) es una chica común y corriente de una preparatoria común y corriente que, aunque su preocupada madre (Juliette Lewis) desee lo contrario, quiere mudarse al otro lado del país para seguir su sueño y estudiar en una de las Universidades de arte más importantes de la costa oeste. Sin embargo, los miedos de su progenitora son su menor problema, ya que su cuenta de banco está casi vacía y su actitud no parece ser tan aventurera como se necesita en el ambiente universitario, cosa que podría cambiar al inscribirse a Nerve, un juego en línea que ofrece recompensas con cada reto que se cumpla. El plan parece funcionar para Vee, prueba a sus amigas lo arriesgada que puede ser y recolecta un par de dólares para su educación.

Conforme avanzan las horas, los retos se cumplen, su popularidad va en aumento, su cuenta de banco registra ingresos y por si fuera poco, Vee conoce a Ian (Dave Franco), otro de los concursantes con el que hace click, metafóricamente hablando. Desafortunadamente para ambos, no sólo la noche los ha atrapado, también el juego, que reto a reto se ha tornado peligroso. Con el mundo como audiencia y con tres reglas básicas (No rendirse, no fallar y no delatar a la página), Ian y Vee deberán llegar hasta el último reto, donde una millonaria cifra los espera.

Basada en la novela homónima, escrita por Jeanne Ryan y hábilmente dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman, aquellos responsables del documental Catfish y nuestra paranoia por un contacto no reconocido, Nerve inicia con fuerza, entre un planteamiento sencillo y un final predecible. Para su fortuna, la película además de ser una eficaz película de acción / thriller teen-friendly, también se convierte en un inesperado retrato de la generación millennial, pegada a la tecnología que crea y derriba ídolos a diestra y siniestra. Joost y Schulman, tal vez las personas idóneas para dirigir el filme, no abundan en detalles innecesarios, ni agregan un discurso más allá de la moralina advertencia que atrae el final de la historia y se dedican a agrupar escenas donde se realizan las acciones típicas de cada adolescente, desde hacer fiestas y subir los testigos a las redes sociales hasta hacer cosas estúpidamente peligrosas porque YOLO, intercaladas con las arriesgadas tareas a realizar y la obvia química entre los protagonistas adolescentes y listos para caer el uno sobre el otro.

Nerve no cambia la estructura de las películas del género y tampoco lo intenta, a cambio el espectador recibe noventa y seis minutos de entretenimiento, infinitamente mejor que el que se puede encontrar en Snapchat y su molesta réplica en Instagram, YouKnow y YouTube. Claro que, cuando el final se acerca y ya se abarcaron todos los lugares comunes disponibles, la trama comienza a caer frente a un discurso casi regaño sobre los peligros del internet. En ese caso, Emma Roberts y Dave Franco rescatan el juego gracias a su notable funcionamiento como la pareja protagónica, siendo Franco quién todavía sorprende con su timing y carisma en pantalla (al parecer fue él quien se la robó a su hermano, James).

Al principio del filme, cuando sólo vemos lo que sucede en la pantalla de una computadora en la habitación de una chica, en un recurso ya utilizado en su totalidad por Eliminar Amigo, la protagonista tiene la opción de elegir su rol en el juego al que fue invitada: espectador o jugador. Podría sonar a un engaño total, pero Nerve también aplica eso con quienes se encuentran en la sala de cine, sólo que aquí nos convierte sin preguntar en un "watcher" de algo que promete, pasa y hay quienes juegan. Sin el mejor de los desempeños, pero quedándose cerca de ello, Un Juego sin Reglas: Nerve promete algo dentro de la pantalla y fuera de ella, todos nosotros lo estamos cumpliendo.

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Nerve
Estados Unidos, 2016
Dir. Herny Joost & Ariel Schulman
con Emma Roberts, Dave Franco, Juliette Lewis, Samira Wiley
Duración: 96 minutos
Distribuye: Videocine Distribución

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