por Ricardo Garcia / El Economista
Es bastante claro que el Hulk (2003) de Ang Lee no le gustó ni a los propios estudios, de otra forma, no se explica por qué en lugar de haber hecho una secuela de la misma se haya retomado
la serie de televisión de los 70, aquella con Bil Bixby y Lou Ferrigno.
Y afortunadamente para los estudios, El increíble Hulk (The Incredible Hulk, EU -2008) sí nos consigue quitar el mal sabor de boca.
La película dirigida por Louis Leterrier comienza con una secuencia similar al show de TV, así pues, los primeros minutos encontramos al Dr. Banner (Edward Norton) en Brasil, trabajando como obrero y viviendo en una favela, tratando de ganar tiempo para conseguir una cura para su mal,
al tiempo que anela a su viejo amor, la doctora Bety (Liv Tyler).
Por su parte, el general Ross (William Hurt) hace los preparativos necesarios para encontrar a Banner y extraer los secretos de su extraña condición. El General no escatimará en nada con tal de atrapar al doctor.
A diferencia de la de Ang Lee, donde la relación padre e hijo era casi casi el meollo del asunto, la versión de Leterrier, donde Norton aparece con una participación en el guión, se basa principalmente en la contraposición “la bella y la bestia”, muy al estilo kingkonesco.
La condición de Banner funciona como un elemento trágico, pero a diferencia de Kong ésta no es producto de la naturaleza, sino de la perversión de la misma: la ciencia parece haberse extralimitado, o más bien el ser humano en su calidad de creador “se pasa”.
Y no importan las buenas intenciones, los malos siempre se las arreglarán para echarlo todo a perder. La maldad tampoco conoce límites y, para prueba, Hulk se topará con The Abomination
(Tim Roth), un soldado cuya ambición lo lleva a convertirse en el némesis de Hulk.
Casi casi, sin deberla ni temerla, el doctor Banner tendrá una responsabilidad tan grande que el Hombre Araña se queda corto: tiene mucho más motivos para sentirse miserable, y de
hecho así ocurre, por eso la cinta posee una carga dramática fuerte.
Buenos efectos, largas secuencias de acción (quizá más de lo debido), romance imposible, grandes interpretaciones, momentos emotivos del viejo show de TV “por ejemplo, el tema musical, cuando Banner camina solo al final del show”, y un par de cameos hacen de la cinta una producto más o menos redondo.
Eso sí, falla un poco en la relación entre Hulk y su némesis, la importancia de éste último se deja sentir demasiado tarde, lo cual resta fuerza a la última media hora de la cinta. Bueno, en general las historias secundarias no están muy bien amarradas.
Lo interesante de la cinta es que no será sólo para fans, El increíble Hulk posee la capacidad para llegar a más audiencia, de hecho, quién sabe si los fans del cómic se vayan a sentir muy cómodos con esta versión.
Es bastante claro que el Hulk (2003) de Ang Lee no le gustó ni a los propios estudios, de otra forma, no se explica por qué en lugar de haber hecho una secuela de la misma se haya retomado
la serie de televisión de los 70, aquella con Bil Bixby y Lou Ferrigno.
Y afortunadamente para los estudios, El increíble Hulk (The Incredible Hulk, EU -2008) sí nos consigue quitar el mal sabor de boca.
La película dirigida por Louis Leterrier comienza con una secuencia similar al show de TV, así pues, los primeros minutos encontramos al Dr. Banner (Edward Norton) en Brasil, trabajando como obrero y viviendo en una favela, tratando de ganar tiempo para conseguir una cura para su mal,
al tiempo que anela a su viejo amor, la doctora Bety (Liv Tyler).
Por su parte, el general Ross (William Hurt) hace los preparativos necesarios para encontrar a Banner y extraer los secretos de su extraña condición. El General no escatimará en nada con tal de atrapar al doctor.
A diferencia de la de Ang Lee, donde la relación padre e hijo era casi casi el meollo del asunto, la versión de Leterrier, donde Norton aparece con una participación en el guión, se basa principalmente en la contraposición “la bella y la bestia”, muy al estilo kingkonesco.
La condición de Banner funciona como un elemento trágico, pero a diferencia de Kong ésta no es producto de la naturaleza, sino de la perversión de la misma: la ciencia parece haberse extralimitado, o más bien el ser humano en su calidad de creador “se pasa”.
Y no importan las buenas intenciones, los malos siempre se las arreglarán para echarlo todo a perder. La maldad tampoco conoce límites y, para prueba, Hulk se topará con The Abomination
(Tim Roth), un soldado cuya ambición lo lleva a convertirse en el némesis de Hulk.
Casi casi, sin deberla ni temerla, el doctor Banner tendrá una responsabilidad tan grande que el Hombre Araña se queda corto: tiene mucho más motivos para sentirse miserable, y de
hecho así ocurre, por eso la cinta posee una carga dramática fuerte.
Buenos efectos, largas secuencias de acción (quizá más de lo debido), romance imposible, grandes interpretaciones, momentos emotivos del viejo show de TV “por ejemplo, el tema musical, cuando Banner camina solo al final del show”, y un par de cameos hacen de la cinta una producto más o menos redondo.
Eso sí, falla un poco en la relación entre Hulk y su némesis, la importancia de éste último se deja sentir demasiado tarde, lo cual resta fuerza a la última media hora de la cinta. Bueno, en general las historias secundarias no están muy bien amarradas.
Lo interesante de la cinta es que no será sólo para fans, El increíble Hulk posee la capacidad para llegar a más audiencia, de hecho, quién sabe si los fans del cómic se vayan a sentir muy cómodos con esta versión.
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