Carrie
Dir. Kimberly Peirce
por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro
Carrie White (Chlöe Grace Moretz), hija de una fanática religiosa (Julianne Moore), es abusada constantemente en su escuela. La humillación a la que Carrie es expuesta llegará a su punto mayor cuando, en su baile de graduación, es sujeta a una broma de la que muchos serán víctimas, ya que la joven, tiene poderes psíquicos, que estuvieron contenidos hasta esa noche.
En el cine hay una regla que no se respeta: "No te metas con los clásicos" y en el cine de terror - miedo - suspenso, la regla se ha violado varias veces. Remakes, reboots e incluso secuelas innecesarias han abundado en los últimos años, y ahora Carrie (2013) se une a esta, ya larga, lista, con un producto pasado a calca que no pierde sentido, pero si potencia.
El tercer trabajo de Kimberly Peirce, tras Los Chicos no Lloran (Boys Don't Cry, 1999) y Ausente (Stop-Loss, 2008), es pequeño comparada con la versión de 1976, dirigida por Brian DePalma; aunque por momentos tenga escenas que tal cual, son una copia de la otra, nunca logra obtener el éxito de la primera versión, producto del poco interés en querer mostrar algo nuevo, sin salir de la zona de confort, que termina por darle el tiro de gracia a la cinta.
Peirce y el guionista Roberto Aguirre-Sacasa intentan contar la historia en la atmósfera que tanto DePalma, como el autor de la novela en la que se basan ambas películas, Stephen King pero modernizando los medios, siendo esta la única diferencia entre las versiones. La construcción de personajes es irregular, por una parte correcta, como la madre obsesionada con la religión y la condenación de sus pecados y por otro desafortunado, especialmente en el personaje principal, donde nunca se logra conectar el espectador con ella.
En las actuaciones, una vez más, es Julianne Moore en el papel de la matriarca, quien sobresale, gracias a su buena participación y curiosamente, Chlöe Moretz, que ya habíamos visto desarrollar sus dotes histriónicos en películas como Déjame Entrar (Let me In, 2010) y La Invención de Hugo Cabret (Hugo, 2011), es quien se nota incómoda en esta cinta. Su nivel es bajo y por momentos sobreactuado, especialmente en el climax.
Con efectos especiales regulares y música apenas comprensible por parte de Marco Beltrami, resulta curioso que el filme funcione, especialmente en el rango de espectadores en el que está pensado. Si bien no es una película del todo lograda, es funcional y entretenida.
El tercer trabajo de Kimberly Peirce, tras Los Chicos no Lloran (Boys Don't Cry, 1999) y Ausente (Stop-Loss, 2008), es pequeño comparada con la versión de 1976, dirigida por Brian DePalma; aunque por momentos tenga escenas que tal cual, son una copia de la otra, nunca logra obtener el éxito de la primera versión, producto del poco interés en querer mostrar algo nuevo, sin salir de la zona de confort, que termina por darle el tiro de gracia a la cinta.
Peirce y el guionista Roberto Aguirre-Sacasa intentan contar la historia en la atmósfera que tanto DePalma, como el autor de la novela en la que se basan ambas películas, Stephen King pero modernizando los medios, siendo esta la única diferencia entre las versiones. La construcción de personajes es irregular, por una parte correcta, como la madre obsesionada con la religión y la condenación de sus pecados y por otro desafortunado, especialmente en el personaje principal, donde nunca se logra conectar el espectador con ella.
En las actuaciones, una vez más, es Julianne Moore en el papel de la matriarca, quien sobresale, gracias a su buena participación y curiosamente, Chlöe Moretz, que ya habíamos visto desarrollar sus dotes histriónicos en películas como Déjame Entrar (Let me In, 2010) y La Invención de Hugo Cabret (Hugo, 2011), es quien se nota incómoda en esta cinta. Su nivel es bajo y por momentos sobreactuado, especialmente en el climax.
Con efectos especiales regulares y música apenas comprensible por parte de Marco Beltrami, resulta curioso que el filme funcione, especialmente en el rango de espectadores en el que está pensado. Si bien no es una película del todo lograda, es funcional y entretenida.
**+
Carrie
Estados Unidos, 2013
Dir. Kimberly Peirce
con Chlöe Grace Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde y Alex Russell
Duración: 100 minutos
Distribuye: Sony Pictures México
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