El Crimen del Cácaro Gumaro
Dir. Emilio Portes
por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro
Al morir su padre, Gumaro (Carlos Corona) hereda el Cinematografo Linterna Mújica, el único cine en Ciudad Güepez. Con la sola intención de restaurar la vieja sala de cine, Gumaro tendrá que enfrentarse a su propio hermano, Archimboldo (Alejandro Calva) y su compañera Claudianita (Ana de la Reguera) quienes harán todo lo posible por destruir el sueño de Gumaro. Al margen de esto permanece el presidente municipal, Don Cuino (Andrés Bustamante), quien como los políticos chapados a la antigua, estará siempre disponible al mejor postor.
En papel, El Crimen del Cácaro Gumaro (2014) suena bastante bien. El crédito principal corre a cargo de Andrés Bustamante, quien ha permanecido cada dos años en las televisiones de los hogares mexicanos con personajes como Ponchito o el Hooligan. Bustamante también escribiría el guión, junto a su compañero de fórmula Armando Vega-Gil y Emilio Portes, director de la aclamada Conozca la Cabeza de Juan Pérez y la ganadora de 7 Arieles, Pastorela. Sin contar los nombres que desfilan entre los créditos, desde Ana de la Reguera hasta Carmen Salinas. ¿Cuál es el resultado? Una historia que no tiene ni un sólo punto fijo en donde apoyarse, un producto sin identidad y una pésima cinta.
La película de 95 minutos, parte de una idea original y con el paso de la trama se va convirtiendo en una serie de gags y sketches un tanto irreverentes, un tanto simples. El guión se basa además en un humor que en lugar de poder conectar al espectador con frases derivadas del internet "Me amarraron como puerco", "Tengo Miedo" o recordando el "Juay de Rito?", termina por parecer obsoleto. Lo peor es el deterioro que va sufriendo conforme los cartuchos se van quemando y el final se va acercando. Con una pizca de crítica, el filme está rodeado de referencias y bromas acerca de la industria cinematográfica mexicana, envolviendo a la cinta en la categoría de "chiste local", sin embargo, también tiene elementos de comedia popular llevados de manera muy simple, ya sea el albur cotidiano o el zape a la figura más desfavorecida.
Los ingeniosos títulos, algunos juegos de palabras con realizadores e incluso críticos de cine, así como referentes apariciones son lo mejor de una experiencia incompleta: para quienes va dirigida El Crimen del Cácaro Gumaro, sabrán todas sus limitaciones y errores; quienes como espectadores vean y disfruten la cinta, se habrán perdido de más de la mitad del posible encanto que pudo gozar la película.
El reparto es otro de los elementos más vistosos del filme. Desde la construcción de los personajes, todos con nombres de figuras e incluso con características de miembros icónicos de la cinematografía nacional ofrecen un punto a favor para el filme. Portes es un buen director de actores, en especial cuando los enfrenta a situaciones cómicas con su toque personal, así pues vemos a Ana de la Reguera convertida en una mujer fatal o a Carlos Corona y Alejandro Calva como dos hermanos peleando por lo que creen que está bien; los tres con resultados desiguales. Incluso es el mismo Bustamante el elemento más desperdiciado del filme, su personaje, secundario a más no poder, es quien debería llevar los momentos de gran comedia en la película, los cuales son escasos y en algunos momentos con poco éxito.
El gran presupuesto invertido en el proyecto especialmente en sus características técnicas es notable. El diseño de producción, creando un pueblo de la nada y la fotografía son destacables. En contraparte se encuentra el sonido y los efectos especiales, el primero con severos errores y los últimos con efectos que se ven acartonados.
Los ingeniosos títulos, algunos juegos de palabras con realizadores e incluso críticos de cine, así como referentes apariciones son lo mejor de una experiencia incompleta: para quienes va dirigida El Crimen del Cácaro Gumaro, sabrán todas sus limitaciones y errores; quienes como espectadores vean y disfruten la cinta, se habrán perdido de más de la mitad del posible encanto que pudo gozar la película.
El reparto es otro de los elementos más vistosos del filme. Desde la construcción de los personajes, todos con nombres de figuras e incluso con características de miembros icónicos de la cinematografía nacional ofrecen un punto a favor para el filme. Portes es un buen director de actores, en especial cuando los enfrenta a situaciones cómicas con su toque personal, así pues vemos a Ana de la Reguera convertida en una mujer fatal o a Carlos Corona y Alejandro Calva como dos hermanos peleando por lo que creen que está bien; los tres con resultados desiguales. Incluso es el mismo Bustamante el elemento más desperdiciado del filme, su personaje, secundario a más no poder, es quien debería llevar los momentos de gran comedia en la película, los cuales son escasos y en algunos momentos con poco éxito.
El gran presupuesto invertido en el proyecto especialmente en sus características técnicas es notable. El diseño de producción, creando un pueblo de la nada y la fotografía son destacables. En contraparte se encuentra el sonido y los efectos especiales, el primero con severos errores y los últimos con efectos que se ven acartonados.
Más que homenaje, El Crimen del Cácaro Gumaro es la desafortunada entrada del cine mexicano al género del Spoof, aquel que podría parodiar a varios géneros en una sola cinta, como Airplane o Scary Movie. En ese aspecto, el título en español que recibían las primeras cintas de la conocida franquicia que se burla del terror en el cine, podría resumir a la perfección el fallido resultado de la gran cinta de Portes, esta es Una tonta película mexicana.
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El Crimen del Cácaro Gumaro
México, 2014
Dir. Emilio Portes
con Carlos Corona, Alejandro Calva, Ana de la Reguera, Andrés Bustamante
Duración: 95 minutos
Distribuye: 20th Century Fox México
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