Crítica - Avenida Cloverfield 10


10 Cloverfield Lane
Dir. Dan Trachtenberg

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Hasta hace un par de meses, no sabíamos nada sobre esa aún misteriosa película llamada Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane, 2016). Con el lanzamiento del primer trailer y el arte promocional comenzaba a salir información: el proyecto había sido filmado en extremo secreto bajo otro nombre; incluso sus protagonistas no tenían en claro que el título final sería el primer contacto (o quizá el único visible) con aquel éxito de 2008 que también había llegado inesperadamente y había causado un gran revuelo por su técnica e historia. Al igual que en Cloverfield, esta secuela intentó revelar poco y conservó como su mayor referente al equipo detrás del proyecto: los productores J.J. Abrams, Drew Goddard, Matt Reeves, el guionista Damien Chazelle y el debutante director Dan Trachtenberg. Cualquiera que haya estado vivo en los últimos veinte años, podrá saber lo difícil que es conservar el misterio alrededor de una película e inexplicablemente con 10 Cloverfield Lane éste no sólo se mantuvo, sino que fue el mejor impulso que pudo tener un filme tan inteligente y emocionante.

En este tipo de películas es difícil saber hasta que punto se está contando de más. Se sabe que el filme sigue a una chica (Mary Elizabeth Winstead) que después de tener un accidente automovilístico aparece encadenada a un tubo en un refugio subterráneo. Michelle, nombre de la joven que según se cuenta brillantemente y en silencio durante los primeros minutos había salido de su ciudad después de una pelea con su novio, descubre al poco tiempo que el lugar es comandado por Howard (John Goodman), un misterioso hombre que le avisa enseguida el motivo de su reclusión: ha habido un ataque, la calidad del aire es pésima para un ser vivo y no se sabe cuánto tiempo deberán refugiarse bajo el suelo. Para hacer todo más extraño hay otro hombre en el búnker, Emmett (John Gallagher Jr.) que corrobora la historia.

Iniciando en el sentido cronológico por el que toda película se filma, el guión escrito por Chazelle (confirmando que Gran Piano y Whiplash: Música y Obsesión no fueron destellos de brillantez), Josh Campbell y Matthew Stuecken plantea una historia que parece sencilla pero que en cualquier momento podría caerse, lo cuál no sucede. Contrario a su antecesora donde apenas de podía ver los conflictos internos de los personajes que corrían por todo Nueva York, Avenida Cloverfield 10 funciona como un potente thriller psicológico donde el gran monstruo a temer no está destruyendo ciudades con sus garras, sino internado en la tranquilidad de un refugio y con el control total del mismo. En cierto momento del guión ese monstruo se confiesa: "las personas son criaturas raras",  no solo es ese personaje aceptando la naturaleza de su personalidad (y la de todos), también son los guionistas estableciendo un regla de su juego, esa donde todos los personajes pueden cambiar y actuar a su antojo generando un ambiente misterioso y mortal.

Si lo vemos como un juego de Clue, el sospechoso siempre estará en el mismo lugar, pero lo que hace y cómo lo hace permanecerá en su sobre hasta el momento en que todos los elementos lleguen necesariamente a ese momento de ebullición indicado para revelar todo. Claro que la fuerza dramática no tendría el mismo impacto si no hubiera un buen trabajo fílmico respaldándola y el sorprendente novato Dan Trachtenberg debuta con una gran película como pocas veces se habían visto. Manteniendo dos terceras partes del filme como una pieza teatral a tres voces, Trachtenberg (deberíamos mencionar su nombre cuantas veces sea necesario, pues se ha ganado tal reconocimiento con sus primeros 102 minutos en filme) maneja el lenguaje cinematográfico a su antojo y con buenos resultados, ya sea rompiendo la acción en la secuencia que acompaña a los créditos iniciales o en ese momento cuando à la Hitchcock pone a sus tres personajes a jugar a la espera de una explosión de acciones. Como si fuera la bomba en el plano inicial de Touch of Evil, el espectador sabe que se avecina un estallido, pero lo verdaderamente interesante está en la tensión que se imprime a su espera. La ahora gastada técnica del found footage da paso a una cuidada obra cinematográfica con un bien equilibrado manejo de los espacios, cortesía también de la fotografía de Jeff Cutter, la edición de Stefan Grube y una sensación de peligro musicalizada por Bear McCreary.

Mary Elizabeth Winstead lidera el corto reparto del filme como una mujer fuerte y preocupada, su mayor miedo no es lo que podría haber afuera y eso está más que justificado una vez que el espectador conoce al Howard de John Goodman, un antagónico enigmático que se presenta bonachón al principio pero que poco a poco va a mostrando su verdadero rostro. Goodman, un acostumbrado actor secundario, se nota brillante en esos momentos de aparente vulnerabilidad, en aquellos donde su agresividad pasiva encuentra un detonante para demostrarse y también donde en un juego de palabras (literal) atrapa a los otros dos protagonistas y al público; el miedo y la furia se puede sentir, también se puede adivinar la palabra a la que se quiere llegar. No sería descabellado apuntar a Goodman en las primeras predicciones a la temporada de premios, quizá su villano que por momentos recuerda a Anthony Perkins como Norman Bates en la popular cinta de Hitchcock (otra vez Hitchcock por aquí) Psycho, sea uno de los más inquietantes que se han llevado al cine recientemente.

Aún con su final que aunque no baja el nivel, nos lleva en otra dirección completamente diferente a la que se había marcado en gran parte del filme, Avenida Cloverfield 10 se deshace de su antecesora y de paso nos deja con ganas de más. Ahí radica el éxito del nuevo proyecto de J.J. Abrams en la producción, aún después de su primera revisión el misterio se mantiene, pero ya en otro sentido ¿Cómo llegamos a esto? ¿Qué viene? Las respuestas, esperemos, llegarán pronto y tal vez con otra grata sorpresa como la que llega en el número diez de la Avenida Cloverfield.

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10 Cloverfield Lane
Estados Unidos, 2016
Dir. Dan Trachtenberg
con Mary Elizabeth Winstead, John Goodman, John Gallagher Jr.
Duración: 103 minutos
Distribuye: Paramount Pictures México

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