Neighbors 2: Sorority Rising
Dir. Nicholas Stoller
por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro
En cierto momento de una de sus obras célebres, El Sueño, el dramaturgo sueco August Strindberg afirmó que "la vida está llena de repeticiones". La frase plasmada en papel hace más de cien años por el escritor, amigo de Munch y Nietzsche, no sólo se puede ocupar para describir el curso de la vida, también sirve en el cine para describir a las secuelas sin importar el género al que éstas pertenezcan, pues una vez que una película funciona tanto que el estudio responsable encarga una segunda o hasta tercera parte, el espectador debe estar preparado para enfrentarse a una serie de situaciones probadas, repeticiones pues. Buenos Vecinos 2 (Neighbors 2: Sorority Rising, 2016) no es la excepción, sin embargo dentro de esta cinta tan parecida a su antecesora como el reflejo de un espejo no sólo nos encontramos gags conocidos y una trama similar, también descubrimos una comedia deliciosa en tiempos de lo políticamente correcto.
Si ustedes recuerdan la premisa de Buenos Vecinos ya saben, más o menos, lo que se cuenta en esta afortunada sucesora. Después de haber acabado con sus ruidosos vecinos, Mac (Seth Rogen) y Kelly (Rose Byrne) Radner han decidido cambiarse a los suburbios para crecer y educar a su pequeña hija y un bebé que viene en camino. Con su hogar prácticamente vendido, los Radner deberán mantenerse fuera de problemas por un periodo de prueba y así cerrar el trato pero, para infortunio de la familia ha llegado a la casa de al lado una fraternidad universitaria de chicas, liderada por Shelby (Chloë Grace Moretz). Con el apoyo de Teddy (Zac Efron), el desastroso universitario convertido en un tapado modelo de Abercrombie and Fitch y sus amigos Jimmy (Ike Barinholtz) y Paula (Carla Gallo), el matrimonio tendrá que evitar que la hermandad contigua destruya su tranquilidad y de paso sus planes de venta.
Resulta curioso que esta cinta, escrita a diez manos por Rogen, su compañero habitual Evan Goldberg, Andrew Jay Cohen, Brendan O'Brien y el también director Nicholas Stoller, hable poco a poco sobre la madurez, aún cuando sus personajes han demostrado ser muy inmaduros. Convertidos en padres, Mac y Kelly se vuelven a poner al tú por tú frente a adolescentes de universidad, caen en sus juegos y descuidan su trabajo como padres al nivel de que un dildo sea el mejor juguete de su hija, la situación no cambia mucho con su pareja de amigos próximos a ampliar su familia y con el musculoso (¿Zac Efron no hará otra cosa que ejercitarse?) Teddy, quién está viendo a sus amigos desarrollarse como empresarios o formando familias después de descubrirse durante la escuela; mención especial para Dave Franco y Jason Mraz, después sabrán la razón. A pesar de eso, los personajes si han madurado en su entorno, cosa que vuelve realmente especial a Buenos Vecinos 2, principalmente cuando la hermandad a la que hace referencia el título en inglés aparece.
Hay que decirlo, pocos esperábamos ver una comedia con un mensaje social tan importante como lo es la equidad de género y menos que éste entrara puntualmente a la historia. Si, hay un tratamiento superficial del tema, pero en cuanto aparece el motor principal de esta película estalla controladamente. Es interesante ver que los propios personajes principales, aquellos que por guión sortean comentarios sobre judíos en hornos (aplicando el que los judíos pueden hacer chistes sobre judíos así como los gordos pueden hacer chistes sobre gordos... y Rogen entra en ambos rubros) o integrando el verbo "Cosby" para decir que han sido drogados, se descubran pidiendo disculpas por algo que en el contexto social actual está mal visto que se diga. En esta versión femenina, más no del todo feminista, de la comedia del verano del 2014, la sorpresa mayor que rompe con la monotonía que pudo haber experimentado como cualquier secuela llega gracias a las empoderadas mujeres que buscan tanto la igualdad como una fiesta donde no quieran quitarles su virginidad, bailar sin tacones y aventar tampones usados en lugar de los consoladores dinámicos de la fraternidad que antes habitaba su nueva casa.
Claro que Neighbors 2: Sorority Rising no busca ser una película que despierte consciencias y eso se nota durante los 92 minutos de metraje, llenos de chistes escatológicos, referencias pop y escenas, algunas mejor aterrizadas que las que caracterizaron a la primera entrega, que sin mayores problemas desatan las carcajadas de la audiencia. En su afortunada segunda participación en la ahora franquicia, Stoller logra construir secuencias dinámicas donde un chat grupal o una persecución en un partido, musicalizado con una reversión en banda de marcha de Black Skinhead de Kanye West, son los intermedios entre un chiste fantástico y otro igual. La repetición también es algo que se agradece en el reparto del filme, teniendo a Seth Rogen, esa figura que por mucho tiempo fue el perfecto ejemplo de un adulto fracasado con alma y razonamiento de un niño tarado, convertido completamente en un padre y aceptado como un adulto que sabe romper con una fiesta.
Rose Byrne cumple como la segunda mitad del matrimonio afectado por el ruido, travesuras e incluso intrigas de las nuevas vecinas y Zac Efron vuelve a robarse película en un papel que le sale tan bien que deberíamos pensar si el verdadero Efron no es una copia un tanto más refinada y menos bailarina (a las que amen Magic Mike prepárense para una escena más sexy que las presentadas ahí y si se puede permitir la expresión, con más huevos) del Teddy que retrata estupendamente en estas cintas. En su adición al reparto, Chloë Grace Moretz nos recuerda porque sigue en las pantallas grandes con una participación genuina y muy divertida.
Con la mayoría de los chistes repetidos (la bolsa de aire como truco recurrente obtiene un gran momento a cambio) que se pudieron ver en los trailers perdidos entre la edición, Buenos Vecinos 2 recurre a una fórmula que funcionó antes y que afortunadamente vuelve a funcionar ahora. Divertida, irreverente y hasta incluyente, Rogen y compañía se salen con la suya en esta secuela que, manteniendo el récord obtenido por la cinta en la que se basa, parece ser la comedia del verano.
Si ustedes recuerdan la premisa de Buenos Vecinos ya saben, más o menos, lo que se cuenta en esta afortunada sucesora. Después de haber acabado con sus ruidosos vecinos, Mac (Seth Rogen) y Kelly (Rose Byrne) Radner han decidido cambiarse a los suburbios para crecer y educar a su pequeña hija y un bebé que viene en camino. Con su hogar prácticamente vendido, los Radner deberán mantenerse fuera de problemas por un periodo de prueba y así cerrar el trato pero, para infortunio de la familia ha llegado a la casa de al lado una fraternidad universitaria de chicas, liderada por Shelby (Chloë Grace Moretz). Con el apoyo de Teddy (Zac Efron), el desastroso universitario convertido en un tapado modelo de Abercrombie and Fitch y sus amigos Jimmy (Ike Barinholtz) y Paula (Carla Gallo), el matrimonio tendrá que evitar que la hermandad contigua destruya su tranquilidad y de paso sus planes de venta.
Resulta curioso que esta cinta, escrita a diez manos por Rogen, su compañero habitual Evan Goldberg, Andrew Jay Cohen, Brendan O'Brien y el también director Nicholas Stoller, hable poco a poco sobre la madurez, aún cuando sus personajes han demostrado ser muy inmaduros. Convertidos en padres, Mac y Kelly se vuelven a poner al tú por tú frente a adolescentes de universidad, caen en sus juegos y descuidan su trabajo como padres al nivel de que un dildo sea el mejor juguete de su hija, la situación no cambia mucho con su pareja de amigos próximos a ampliar su familia y con el musculoso (¿Zac Efron no hará otra cosa que ejercitarse?) Teddy, quién está viendo a sus amigos desarrollarse como empresarios o formando familias después de descubrirse durante la escuela; mención especial para Dave Franco y Jason Mraz, después sabrán la razón. A pesar de eso, los personajes si han madurado en su entorno, cosa que vuelve realmente especial a Buenos Vecinos 2, principalmente cuando la hermandad a la que hace referencia el título en inglés aparece.
Hay que decirlo, pocos esperábamos ver una comedia con un mensaje social tan importante como lo es la equidad de género y menos que éste entrara puntualmente a la historia. Si, hay un tratamiento superficial del tema, pero en cuanto aparece el motor principal de esta película estalla controladamente. Es interesante ver que los propios personajes principales, aquellos que por guión sortean comentarios sobre judíos en hornos (aplicando el que los judíos pueden hacer chistes sobre judíos así como los gordos pueden hacer chistes sobre gordos... y Rogen entra en ambos rubros) o integrando el verbo "Cosby" para decir que han sido drogados, se descubran pidiendo disculpas por algo que en el contexto social actual está mal visto que se diga. En esta versión femenina, más no del todo feminista, de la comedia del verano del 2014, la sorpresa mayor que rompe con la monotonía que pudo haber experimentado como cualquier secuela llega gracias a las empoderadas mujeres que buscan tanto la igualdad como una fiesta donde no quieran quitarles su virginidad, bailar sin tacones y aventar tampones usados en lugar de los consoladores dinámicos de la fraternidad que antes habitaba su nueva casa.
Claro que Neighbors 2: Sorority Rising no busca ser una película que despierte consciencias y eso se nota durante los 92 minutos de metraje, llenos de chistes escatológicos, referencias pop y escenas, algunas mejor aterrizadas que las que caracterizaron a la primera entrega, que sin mayores problemas desatan las carcajadas de la audiencia. En su afortunada segunda participación en la ahora franquicia, Stoller logra construir secuencias dinámicas donde un chat grupal o una persecución en un partido, musicalizado con una reversión en banda de marcha de Black Skinhead de Kanye West, son los intermedios entre un chiste fantástico y otro igual. La repetición también es algo que se agradece en el reparto del filme, teniendo a Seth Rogen, esa figura que por mucho tiempo fue el perfecto ejemplo de un adulto fracasado con alma y razonamiento de un niño tarado, convertido completamente en un padre y aceptado como un adulto que sabe romper con una fiesta.
Rose Byrne cumple como la segunda mitad del matrimonio afectado por el ruido, travesuras e incluso intrigas de las nuevas vecinas y Zac Efron vuelve a robarse película en un papel que le sale tan bien que deberíamos pensar si el verdadero Efron no es una copia un tanto más refinada y menos bailarina (a las que amen Magic Mike prepárense para una escena más sexy que las presentadas ahí y si se puede permitir la expresión, con más huevos) del Teddy que retrata estupendamente en estas cintas. En su adición al reparto, Chloë Grace Moretz nos recuerda porque sigue en las pantallas grandes con una participación genuina y muy divertida.
Con la mayoría de los chistes repetidos (la bolsa de aire como truco recurrente obtiene un gran momento a cambio) que se pudieron ver en los trailers perdidos entre la edición, Buenos Vecinos 2 recurre a una fórmula que funcionó antes y que afortunadamente vuelve a funcionar ahora. Divertida, irreverente y hasta incluyente, Rogen y compañía se salen con la suya en esta secuela que, manteniendo el récord obtenido por la cinta en la que se basa, parece ser la comedia del verano.
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Neighbors 2: Sorority Rising
Estados Unidos, 2016
Dir. Nicholas Stoller
con Seth Rogen, Zac Efron, Rose Byrne, Chloë Grace Moretz
Estreno: 92 minutos
Distribuye: Universal Pictures México
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