Crítica - Mujer Maravilla


Wonder Woman
Dir. Patty Jenkins

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Ya lo decía James Brown: este es un mundo de hombres, pero no sería nada sin una mujer. Al igual que en la canción It is a Man's Man's Man's World de mediados de los sesenta, el mundo de los superhéroes parece estar enteramente dominado por los hombres, reduciendo a las mujeres al típico rincón al que pertenecen las damiselas en peligro; desafortunadamente, el escenario no es distinto en el cine de los grandes héroes con capa y gadgets. Por ello, resulta refrescante encontrarse en la cartelera con una película como Mujer Maravilla (Wonder Woman, 2017), que sin ser precisamente maravillosa, logra rescatar al cine del universo DC de ese profundo agujero en el que los había metido un grupo de hombres con pensamiento infantil y presupuestos desbordados.

Diana (Gal Gadot), princesa de la isla Temiscira, se ha preparado toda la vida para enfrentar a Ares, Dios de la Guerra, que según la profecía aguarda pacientemente su regreso. Después de que un piloto americano, convertido en espía inglés (Chris Pine), penetra el escudo que protegía a la isla del conflictivo mundo humano y lleva al ejército alemán a sus costas, Diana tendrá que salir del único lugar que conoce y entablar un frente para acabar con Ares, quién a su entender, podría estar detrás de la guerra que acabará con todas las guerras.

Surgiendo como una película de origen, Wonder Woman parece enfrentarse a todos los problemas usuales en las películas del género, especialmente en aquellas que han salido de la casa editorial responsable de La Liga de la Justicia. Afortunadamente, la mayoría de estos problemas son sorteados con gracia por la directora Patty Jenkins, quien, a diferencia de sus compañeros de fórmula en DC, logra darle vida al personaje, quitándole la absurda oscuridad que abunda en el universo al que pertenece en el celuloide y formando una notable película de acción protagonizada por una heroína a la vieja usanza.

El estilo de Jenkins, cuyos créditos anteriores incluyen Monster y los brillantes primer y último episodio de la primera entrega de The Killing, se agradece desde el primer minuto. A pesar de su guión ordinario, la directora consigue entender al personaje y la situación que la rodea, no importa si es en su utópica isla femenina, las trincheras de la guerra o el vestidor de una tienda departamental. Jenkins, con su mirada fresca y objetiva, logra crear a un personaje mitólogico con la gracia y el encanto de una figura de carne y hueso. Con momentos de comedia, acción y deleite visual (mención especial para la secuencia que ilustra el cuento de una madre a su hija) repartidos hábilmente en los primeros dos tercios del filme, la directora pone en marcha una notable locomotora comandada por el elemento más importante que nos ha dado el cine de cómics en los últimos años: Gal Gadot enfundada en el traje de la Mujer Maravilla.

Esquivando convertirla en un evidente símbolo sexual, tarea apenas superada en su primera participación en el cine y premeditada en su transición a la televisión de antaño, Jenkins, Gadot y el director de fotografía Matthew Jensen (relacionado al mundo de los héroes por sus colaboraciones con el director Josh Trank en Los 4 Fantásticos y Chronicle: Poder sin Límites), ensamblan una figura honorable, lejos de una ridícula solemnidad y más apegada a la gran heroína de los cómics. Con eso en mente, Gadot se luce demostrando ser la estrella que el papel requería. Su presencia en la pantalla funciona en la incredulidad del personaje, la inocencia en otro mundo y cuando interactúa con otros elementos de su funcional reparto: Robin Wright, Connie Nielsen, Saïd Taghmaoui, Ewen Bremner y Eugene Brave, como un trío de bribones à la Guy Ritchie y especialmente, Chris Pine, con quien entabla una química envidiable. Contrario a lo que se podría pensar, el papel de Pine, usualmente tomado como un actor mediano que sorpresivamente tiene talento para la comedia, no es un hombre en peligro; la directora y su equipo de guionistas hacen de este espía humano, una contraparte perfecta para la diosa mitológica. La energía de Gadot, explotada al máximo en una estupenda escena de combate entre balas, trincheras y un correcto score a cargo de Rupert Gregson-Williams, es uno de los motores que podría impulsar a las próximas películas del universo DC a buen puerto, al menos en esta ocasión lo logra.

Desafortunadamente, es en el último acto del filme donde Wonder Woman pierde muchos de los puntos que había ganado. La mano de Zack Snyder, artífice de este universo cinematográfico y acreditado como guionista de este filme, comienza a notarse en la última misión del equipo maravilla, cuando en una saturada escena que recuerda con desfachatez al desenlace de Batman v Superman: El Origen de la Justicia, el personaje que había sido pincelado por Jenkins y Gadot con tanto cuidado se embarca en un remolino de CGI de la peor calidad y villanos, quizá dos de los peores que ha entregado el cine de superhéroes en su larga y acaudalada historia, risibles. La culminación de una película que había sorprendido con su habilidad por retratar a un personaje icónico sufre aún con las implicaciones dramáticas que lo hacen un poco más soportables; su nefasto final, convencional y absurdo para una película del género, pulveriza gran parte de su éxito.

Sin ofrecer nada nuevo en el canon, de hecho sí dividimos este filme en tres obtenemos reproducciones a modo de Thor, Capitán América y la deplorable Batman v Superman, Mujer Maravilla destaca por lo que representa; una película donde la heroína es tomada en cuenta, un filme que figura con fuerza en un mundo de hombres. Quizá este sea el inicio de una serie de filmes que derriben el dominio masculino en un rubro al que le hacía falta una visión como la de Jenkins y una presencia como la de Gadot. 

***

Wonder Woman
Estados Unidos, 2017
Dir. Patty Jenkins
con Gal Gadot, Chris Pine, David Thewlis, Robin Wright
Duración: 141 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México

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