Crítica - El Rey León


por Alberto Molina | @AlbertoMoolina

La adaptación teatral del clásico animado de Disney, El Rey León, el cual fue dirigido y re imaginado para Broadway por la también directora de cine Julie Taymor (Across the Universe, Frida), ya había pisado territorio mexicano en el 2008 con su versión en idioma original en el Auditorio Nacional por una temporada limitada, auxiliándose de subtítulos en pantallas del recinto. Posiblemente habría que agradecer al éxito del montaje en México de una de las obras musicales contemporáneas más importantes de Broadway, Wicked, el que OCESA haya visto un gran negocio en el teatro para arriesgarse a adaptar obras de este calibre y acercarlas a quienes difícilmente podríamos ir a Estados Unidos a vivir estas experiencias, permitiendo que el público mexicano vuelva a disfrutar la historia de Simba, ahora con talento nacional y en nuestro idioma.

La obra cumplió el pasado mes de mayo dos años de presentarse en México con gran éxito, ha visto un elenco variante, donde ya ha partido el cantante Carlos Rivera en el papel de Simba, dejando la estafeta al también ex académico Agustín Argüello. No alcancé a Rivera en el papel principal, pero de entrada pudo decir que Argüello marca un antes y un después tras su aparición en escena, y no necesariamente para bien.

Es innegable la gran inversión en producción de esta obra, como sucediera en Wicked (y pongo de ejemplo esta obra para medir la magnitud de la producción), con una gran producción en vestuarios que son extravagantes y vistosos, el uso de escenografía es sencillo pero a la vez visualmente notable, pero lo más impresionante sin duda es el trabajo de zanqueros y titiriteros que entran a escena para vestir esta sabana africana en la que se convierte el Teatro Telcel. Todos los elementos visuales están ahí, además de dos músicos que, aparte de la respectiva orquesta en vivo que se encargan de replicar la música compuesta por Hans Zimmer, se ubican en las esquinas superiores del escenario para tocar bongos y tambores africanos que aumentan la experiencia musical y visual de lo que el espectador está viviendo

Para aquellos fanáticos de la cinta animada, verán plasmados todos los pasajes de la cinta, más algunas secuencias extras que dotan de profundidad a la trama, sin embargo, y como me ha sucedido con varias adaptaciones de obras al español, sigo cuestionando el trabajo de adaptación saturado mexicanismos que en varias ocasiones te sacan de la trama sin aportar absolutamente a la experiencia buscando el gag facilón. Un recurso, que en lo personal, considero un vicio tanto en teatro como en doblaje para cine. Pese a esto, el primer acto transcurre de forma mágica, la gran producción te deja sin habla, la música en vivo es soberbia. Asimismo, durante esta parte logran destacar la mayoría de los actores en escena. Los niños actores que dan vida a Simba y Nala son grandiosos; Jorge Lau como Mufasa logra transmitir esa bondad que caracteriza al personaje y Shirley Hlahatse logra un inolvidable Rafiki. Pero es Mauricio Salas, quien da vida a Zazú, el que se lleva las palmas no solo de este gran primer acto, sino de la obra en su totalidad, con una actuación demandante, donde no solo tiene que actuar corporalmente para dar vida al ave, sino que debe manejar la marioneta del mismo logrando con creces transmitir emociones y conectarse con todos los personajes con los que comparte escena. ¡Bravo!

El primer acto lo tiene todo, los grandes momentos de la película en obra teatral, donde destacan las canciones de Yo quisiera ya ser el rey, así como la nueva adición musical Está en ti y la majestuosa escena de la estampida que finaliza está muy lograda primera parte. Pero… ¿Recuerdan que comenté que Agustín marca el ritmo de la obra tras su aparición? Lamentablemente la aparición de Simba adulto para el segundo acto sostenido de Argüello, no es más que un estrepitoso declive. Sin presencia, sin un timbre de voz potente, un pobre desenvolvimiento escénico y sin ningún momento memorable, el joven actor y cantante arruina lo que resta de esta experiencia teatral.

Aparte de esta gran decepción, la forma en que se desaprovecha a Timón (Alfonso Borbolla) y Pumba (Sergio Carranza) gracias a esta tropicalización del guion que mencionaba anteriormente y su premura por concluir la trama, no logran más que sacarte de la obra por completo. En lo personal, volteé a ver el reloj varias veces para ver cuánto tiempo faltaba para que terminará. Es drástico el cambio de ritmo y calidad que se nota de un acto a otro, una experiencia la cual de lograr involucrar al espectador con los personajes, termina por alejarlo para incluso sentirse como una adaptación escolar con chistes forzados, cambios al guion que en lugar de arriesgados y funcionales, le cuestan a la obra la calidad narrativa que se construye durante su primer hora y media. Aunque lamentablemente se va de la sorpresa a la decepción, la obra vale el precio del boleto por todo lo que conlleva realizar una producción de esta magnitud: producción, música, ensamble actoral, principalmente.

Lamentablemente, a la producción le cuesta caro forzar los diálogos a chistes y expresiones populares que llegan a rayar en lo vulgar; además de lo decepcionante que resulta el papel de Simba, el cual desconozco si en manos de Rivera resultaba en un segundo acto totalmente distinto. Una queja extra es la readaptación de la lírica, que como fan, uno nunca logra acostumbrarse a las nuevas letras de las canciones, pero aquí entra mucho en tema la cuestión de derechos de autor entre otros temas legales, que posiblemente afectará la experiencia de la audiencia familiarizada con la cinta animada.

Al final El Rey León es, irónicamente, una obra que si se siente divida en dos actos: uno totalmente disfrutable y memorable; el otro, decepcionante y olvidable. Por lo cual, si pone en tela de juicio que factores sopesar para pagar un boleto que no es del todo accesible, al menos puedo asegurarles un primer acto inolvidable.


El Rey León
The Lion King de Roger Allers & Irene Mecchi (Libreto); Elton John & Tim Rice (Música y letras); Lebo M, Mark Mancina, Jay Rikfin, Julie Taymor, Hans Zimmer (Música y letras adicionales)
Dirección: Julie Taymor
con Agustin Argüello, Jorge Lau, Shirley Hlahastse, Ricardo Zárraga, Alfonso Borbolla, Sergio Carranza, Taiane Martins, César Enríquez, Ignacio Riva Palacio, Mauricio Salas
Teatro Telcel (Lago Zurich #245 Col. Ampliación Granada)
Jueves 8:00pm, Viernes 8:30pm, Sábado 4:30pm y 8:30pm, Domingo 1:00pm y 6:00pm
Fuera de cartelera

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