Daniela Vega: Una mujer fantástica


por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToroX

En una de las primeras secuencias de la película chilena Una mujer fantástica, recientemente estrenada en nuestro país, un hombre recorre las instalaciones de un hotel de Santiago hasta llegar a un restaurante ubicado en lo más alto del edificio. Ahí, con trago en mano, el caballero - protagonista único de los primeros seis minutos del quinto largometraje de Sebastián Lelio - se detiene frente a la pista de baile, donde una enigmática mujer interpreta el coro de una famosa canción de salsa: "Tu amor es un periódico de ayer, que nadie más procura ya leer, el comentario que nació en la madrugada, y fuimos ambos la noticia propagada, y en la tarde materia olvidada. Tu amor es un periódico de ayer".

La canción, popularizada por el fallecido Héctor Lavoe en los años setenta, se mantiene en la memoria cuando, al llegar a la terraza de uno de los edificios cercanos al Centro Histórico de la Ciudad de México, uno se encuentra con la enigmática presencia de Daniela Vega, resguardada bajo una sombrilla de las nubes que aterraron los planes de los capitalinos durante la última parte del otoño del año pasado. La presencia de la actriz no es gratuita pues ella, así como el filme, fue una de las piezas principales de los pasados Premios Fénix a lo mejor del cine iberoamericano, una de las ceremonias que marcaron la impresionante carrera de la cinta que a principios de este mes se alzó con el Oscar a Mejor Película Extranjera

En el filme, Vega interpreta a Marina, una joven mujer transexual que se enfrenta a los prejuicios de la sociedad y las autoridades chilenas tras la muerte de su pareja, Orlando (interpretado por Francisco Reyes). "Llegué al proyecto porque Sebastián estaba haciendo una investigación acerca de la cultura trans y una amiga en común le recomendó que nos conociéramos", describe la joven en entrevista con El Proyector MX, "Él me llamó por teléfono, nos conocimos, nos caímos bien, sentimos mucho cariño desde el inicio y me convertí en su consultora cultural. Pasado un año o año y medio, él me envió el guión y me enteré que quería que trabajara con él".


A pesar de su cercanía con la historia, pues ella misma se identificó y empezó a vivir como una mujer transgénero desde los 15 años de edad, Vega reconoce que los guionistas del filme son responsables de la construcción del personaje protagonista, sin embargo fue ella quien, como un tallador profesional, moldeó a Marina y le dio vida gracias a sus experiencias personales: "No sé si ayudé o no en la construcción del personaje desde el guión, pero sí les entregué información personal de cómo siento el hecho de estar viva, de ser mujer, de pertenecer al siglo XX, de ideas acerca de la vida. Diría que todos los actores y actrices ponemos no solamente el cuerpo para interpretar a un personaje, también nuestras emociones están ligadas a un sinfín de cosas. Creo que lo que hay en común entre nosotras es que nos gusta la ópera, que tratamos de reinventarnos, que tratamos de vivir cada día con la mayor dignidad posible y que nos sentimos refugiadas en el lugar femenino, a pesar de todas las características que significa ser mujer en este mundo", explica. 

Durante el rodaje, mientras el proyecto aún ostentaba el título Iguazú - en honor a la localidad argentina donde se encuentran las cascadas que la pareja de amantes pensaba visitar antes de la repentina muerte de Orlando -, la actriz se sintió protegida por su director, reconocido internacionalmente por su película anterior, Gloria, una catártica lectura sobre la edad y la soledad en la mujer adulta contemporánea: "Nunca me sentí a la deriva, nunca me sentí sola y sus personajes tienen esa característica de ser resilientes, que se reinventan una y otra vez en dos horas de película", dice, "Yo diría que fue una maravillosa experiencia, estoy completamente agradecida por la oportunidad que me dio, su cariño y su dedicación para hacer un trabajo cuidado".

Después de su estreno en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 2017, donde ganó el Oso de Plata al Mejor Guión, la cinta y la misma Daniela se han convertido en un estandarte de representación para una de las comunidades más afectadas en Chile: "Yo esperaría que la gente viera la película y se cuestionara espacios que no se han cuestionado antes, como por ejemplo qué hacemos con la empatía, qué hacemos con el amor, qué hacemos con el momento que estamos viviendo, qué estamos legando a las generaciones futuras", señala antes de realizar una pregunta pertinente, "¿Vamos a legar permanencia o vamos a entregar nuevas ideas para que los jóvenes y los niños que están creciendo puedan superar lo que nosotros hemos intentado hacer durante todos estos años?" Sin embargo, ningún movimiento o intención política motivó al trabajo cinematográfico. Según Vega, nació de la pasión de sus responsables: "Yo creo que fueron las ganas de hacer películas, de contar historias divertidas y cuestionárselo todo. Más que intentar responder preguntas, la película es una gran pregunta; es como una ecuación matemática, donde la equis la termina de despejar el espectador y es una situación muy entretenida porque nosotros nos cuestionamos espacios morales, sociales, conductuales, vivenciales y el espectador decide de qué lugar ponerse, sí en el lugar de la familia de Orlando o en el lugar de Marina".

A su regreso al país sudamericano, después de conquistar el escenario de los Premios de la Academia, la actriz pronunció un poderoso discurso en el Palacio de la Moneda de Chile, acompañada por Lelio, los productores Juan de Dios y Pablo Larraín y la entonces presidenta del país, Michelle Bachelet: "En mi carnet hay un nombre que no es mi hombre, y es porque el país donde yo nací, no me entrega esa posibilidad. El tiempo pasa y el reloj corre, la gente se va esperando eso. Aparece una película que no pretende ser el faro, sino preguntarse dónde está lo que estamos buscando, y eso es, al menos para mí, haber hecho esto con este equipo de hombres y mujeres dispuestos a poner emociones humanas al servicio de otros seres humanos y de preguntarse por qué no en lugar de por qué". Esa misma tarde, la mandataria tomó sus redes sociales para manifestar su postura sobre un tema que sus predecesores consideraron tabú: "El creciente consenso en torno a que Chile tenga una ley de identidad de género debe transformarse en hechos concreto. Por ello, decidí darle suma urgencia al proyecto que está en su última etapa en el Congreso. ¡Las personas transgénero no pueden seguir esperando", escribió en su cuenta de Twitter. 


Entre el humo de su cigarro y el clima nublado de la capital mexicana, Daniela responde con encanto por qué su personaje canta, específicamente en el gran momento catártico del filme, cuando a pesar de todas las situaciones que su personaje ha tenido que atravesar puede convertirse en lo que el título del filme promete: "El personaje canta porque yo soy cantante y porque le otorga ciertas características de stage moment. Ella pierde un novio y va a enfrentar muchas situaciones muy enardecidas producto de eso, así que se refugia en su música para poder intentar encontrar las respuestas de qué hacer durante esos días en los que la familia le prohíbe ir al velorio, al funeral y a todas esas cosas".

Nuestra conversación se convierte poco a poco en un diálogo sobre música, alejando el sonido tropical de Periódico de ayer cada vez que Daniela Vega indaga en sus gustos musicales: "Más que óperas favoritas, tengo compositores favoritos, como (Antonio) Vivaldi, (Johann Adolph) Hasse, (Georg Friedrich) Händel o (Henry) Purcell del periodo barroco y del periodo romántico me gusta mucho (Giuseppe) Verdi, (Giacomo) Puccini y (Vicenzo) Bellini", cuenta con una sonrisa en el rostro, la primera desde que inició nuestra plática con una pregunta que ella reconoce como la única que le han hecho un millón de veces. Se detiene y duda por un instante, como si estuviera por decir algo que incorrecto, "No me gusta mucho Wagner, la verdad", confiesa. La respuesta proviene del corazón más que de una crítica destructiva pues, a diferencia de muchos, la Daniela del cigarro en la terraza y los vestidos largos en la alfombra roja no lo encuentra agresivo sino pesado, "Además creo que las voces son más maduras y para cantar tienes que tener más años, desde este lugar lo veo con más lejanía. Tal vez más adelante", promete la mujer de 28 años. La mujer fantástica. 

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