Crítica - Todo, todo


Everything, Everything
Dir. Stella Meghie

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Cada generación merece su historia de amor. Los setentas tuvieron Love Story, los ochentas gozaron de las películas de John Hughes y Endless Love, los noventa mezclaron la desfachatez adolescente con la ñoñez de Titanic y en últimos años, el cine le ha dado la bienvenida a las historias de amor millennial, que suelen ser innecesariamente complicadas pero funcionales para una generación en busca de ello. En este último aspecto se ubica Todo, todo (Everything, Everything, 2017), basada en el exitoso best-seller homónimo escrito por Nicola Yoon, una película que, a la luz de sus resultados, es todo, todo lo que promete.

La vida de Madeline (Amanda Stenberg) transcurre sin mayores cambios día a día. Lee, estudia, hace tarea y trabaja en su blog literario, todo interrumpido brevemente por los estudios médicos a los que tiene que someterse todos los días. La vida de Maddy puede parecer normal, pero no lo es, ya que desde que nació siempre ha vivido entre las paredes de su casa, completamente aislada porque su sistema inmunológico es demasiado débil para combatir los virus y bacterias del mundo exterior. Un día, Olly (Nick Robinson), un neoyorkino proveniente de Boston, llega a vivir a la casa de al lado y entonces la vida de Madeline da un vuelco.

Una cosa es clara, Everything, Everything es otra de las muchas películas para adolescentes que se producen en estos días en Hollywood, de esas que provienen de un libro para jóvenes adultos (YA por sus siglas en inglés, $$ para los editores en cualquier lugar del orbe) de grandes o medianas ventas sobre un amor imposible que lucha, ya que los padres y las adversidades económicas aparentemente pasaron de moda, contra una enfermedad mortal. Heredera directa de Bajo la Misma Estrella, este filme se mantiene fiel a su origen y entrega una historia llena de clichés y con un final predeterminado. Lo interesante aquí es cómo se presenta.

Ante los retos que implicaba contar la historia de una persona en reclusión con pocas salidas al mundo ordinario, la directora Stella Meghie, conocida por su trabajo en el cine independiente, ingenia un método visual donde todos, incluidos los espectadores, pueden entrar al mundo de la joven Maddy sin mayores problemas. Utilizando todo eso que entretiene a la protagonista en su encierro médico, como celulares y computadoras con internet de alta velocidad y un extraordinario juego de maquetas, Meghie pone a sus protagonistas a interactuar, aunque ellos estén separados geográficamente. Cuando esa barrera se rompe y por fin ambas figuras comparten una misma habitación, la realizadora continua jugando con la cámara, utilizando encuadres, trazos y colores (la chica enclaustrada de blanco, el joven rebelde de negro, el cambio en la ropa de ambos después de conocerse) que siguen mostrando la lejanía entre ambos y la necesidad de estar juntos. Para que la afortunada propuesta de Meghie se logre, se recurre a las artes del cinefotógrafo Igor Jadue-Lillo y el diseñador David Clarke, quienes realizan un buen trabajo.

Por si fuera poco, la película rodea todos sus clichés y un torpe giro final en la trama, con sus dos protagonistas: Amanda Stenberg, conocida por su papel de Rue en Los Juegos del Hambre y Nick Robinson, a quién vimos en Jurassic World. Ambos actores carismáticos interpretan personajes que parecen irreales; ella estudia arquitectura en línea, tiene una página donde crítica libros, hace maquetas y juega scrabble fonético y ve películas de los noventa con su mamá (tampoco es que tenga muchas cosas que hacer), él es un rebelde que resulta ser genio en matemáticas y encantador (y al parecer tampoco tiene muchas cosas que hacer). El resultado en pantalla es sobresaliente, logrando una buena química que mantiene el encanto que la historia pierde por momentos. Cabe mencionar en los roles de reparto a Anika Noni Rose, quién convence como una madre preocupada en todo momento y Ana de la Reguera, funcional en su pequeño papel.

Con más valor cinematográfico que muchas de las películas del género, Todo, todo se impulsa entre el público al que va dirigida. Ojalá nos podamos encontrar en cartelera con más propuestas como estas o al menos con más escenas como aquella en la que Sound and Color de Alabama Shakes irrumpe en la atmósfera. A new world hangs outside the window, beautiful and strange...

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Everything, Everything
Estados Unidos, 2017
Dir. Stella Meghie
con Amanda Stenberg, Nick Robinson, Ana de la Reguera, Anika Noni Rose
Duración: 96 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México

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