La difícil conferencia de The Revenant


Hospitalidad Mexicana
(o el día que Leonardo DiCaprio enfrentó algo más grande que un oso... la prensa mexicana)

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro
Fotografía: Viann Sandoval | @IsThatVienn

"Yo llegué a las diez de la mañana" comienza a contar una confiada reportera entre cámaras, celulares y hasta selfiesticks. La mujer presumía haber sido la primera en llegar e instalarse en el lujoso hotel Four Seasons de la zona de Chapultepec en la Ciudad de México, lugar donde se llevaría a cabo la presentación de la cinta Revenant: El Renacido (The Revenant) con la presencia de dos de los hombres más socorridos en el mundo del cine: el director Alejandro González Iñárritu y el actor Leonardo DiCaprio. "Sabía como iba a estar la onda y mejor me adelanté" decía la sonriente periodista que en su buscado turno al micrófono ofreció una pequeña botella de tequila al director mexicano, ganándose de paso la rechifla de sus compañeros. No habían pasado más de cinco minutos de iniciada la conferencia y el talento presente ya había obtenido muestra de lo que se vivió en el gran salón del hotel en las dos horas previas al evento. 

Todo comenzó en Noviembre cuando se informó que el director y el actor visitarían la capital mexicana para promocionar la cinta, que en ese momento apenas había comenzado a despegar en la temporada de premios después de mantenerse hábilmente oculta de la mirada de la prensa especializada y los gremios en Estados Unidos. La visita aún se veía lejana cuando en la función de prensa del filme, gente de la distribuidora 20th Century Fox confirmaba el evento, más no la fecha pues esta se había movido en repetidas ocasiones. La apretada agenda del director y su protagonista se desocuparía después de una gira de medios por Europa, hasta el 26 de Enero, seis días después del estreno nacional de The Revenant. La presencia de Iñárritu y DiCaprio en la CDMX se haría oficial la tarde del jueves 21 y para el domingo 24 la información ya había sido publicada irresponsablemente por distintos medios (incluyendo la revista Quién). 

Martes 2:30 pm

El miedo a que fans y colados entraran a la conferencia se había hecho notar desde el ingreso al hotel. Camarógrafos, fotógrafos y reporteros tuvieron que hacer fila y entrar por la puerta trasera del hotel para después recorrer un largo pasillo que finalmente los llevaría a la puerta de acceso. Aquellos que llegaron temprano y los más afortunados pudieron ocupar una de las sillas azules que el hotel había dispuesto para el evento, sin embargo la convocatoria y el desafortunado comportamiento del gremio nacional había superado cualquier previsión por parte de la distribuidora y el mismo hotel. Mochilas, chamarras, gorras y fundas para equipo fotográfico apartaban los lugares de quienes se habían comenzado a aglutinar en el frente donde sólo un cordón de seguridad separaba a los asistentes de la plataforma donde posarían Iñárritu y DiCaprio. 

Una hora antes del inicio de la conferencia el salón lucía repleto y en constante movimiento. Las personas se saludaban a la mitad del paso, dejaban sus cosas en el suelo e intentaban llegar lo más cerca posible a un banner blanco que repetidamente recordaba el título del filme a presentar. Un hombre de traje veía el descontrol desde una de las paredes laterales; "Aquí hay gente que nunca he visto y nunca volveré a ver", decía a sus compañeros todos pertenecientes a la misma empresa, de entre ellos salió en punto de las cuatro de la tarde un hombre que daría la primera llamada a la prensa; "DiCaprio viene retrasado quince minutos", advertía el hombre al micrófono. La conferencia comenzaría a las 4:15 de la tarde y se anunciaba a los asistentes que ya no se permitiría la entrada a más personas. 

La espera estaba por terminar, pero el show estaba por iniciar. 

El guardia y el Oso (o la mujer que al menos hizo el oso)

El ruido de la puerta principal del salón desapareció entre cientos de voces que a la aparición de la manager de relaciones públicas de 20th Century Fox México comenzaron a callar a sus compañeros. Por una puerta lateral caminando con traje gris y zapatos con suela blanca llegó Leonardo DiCaprio acompañado de aplausos y gritos de apoyo. Como seguidores de un equipo de fútbol en un estadio o groupies de una banda en una arena, la prensa vitoreaba a DiCaprio quien se limitó a posar, saludar y desaparecer ante la petición de quien controlaría el evento desde el escenario. Los gritos del chacaleo, aquí, vuelta, a la derecha, a la izquierda, centro, hey, hey retumbaban en las cuatro paredes del Gran Salón del Four Seasons, los flash aparecían y desaparecían al mismo tiempo que los chiflidos aumentaban. Los camarógrafos ubicados en el fondo del salón y quienes se habían mantenido en sus asientos gritaban "¡Fans! ¡Fans!" ante la aparición de celulares en el aire.

"Ahora con ustedes, el señor Alejandro González Iñárritu" sonó en las bocinas del lugar. Una vez más los aplausos y gritos aparecieron en la sala. "Podría tomar una foto y decir que vine a ver al Papa y todos me creerían" dijo una reportera de MVS a quién por sus gritos la reconocerán. El director mexicano posó frente a las cámaras y volteó cuando pidieron que DiCaprio lo acompañara para un par de fotos grupales. El photocall terminó y la gran pared de plástico blanco fue reemplazada por un par de sillones grises y una mesa minimalísticamente adornada, al fondo la congelada cara de DiCaprio como el explorador Hugh Glass enmarcaba el escenario donde finalmente, director y protagonista, presentarían su proyecto... o al menos eso intentarían.

"Cámaras" fue el primer grito que desató una lucha verbal entre camarógrafos y fotógrafos. "Ya bájate", "Quítate" y un agresivo "¿O quieres que me vaya al frente?" acompañaron los primeros minutos de la conferencia de prensa. Los gritos, sustentados en la necesidad de capturar imágenes en vídeo, interrumpieron en repetidas ocasiones a un atónito DiCaprio y a un muy tranquilo Iñárritu, quienes esperaron en silencio. "Bueno muchachos, ustedes dicen cuando empezamos que nosotros acabaremos la conferencia a la misma hora", dijo la preocupada manager de relaciones públicas de Fox quién evitó iniciar el evento hasta que este se pudiera desarrollar civilizadamente. Las primeras preguntas parecieron desarrollarse en un incómodo ambiente lleno de gritos, chiflidos, celulares sonando y empujones en la parte trasera.

Durante la cuarta pregunta, mientras DiCaprio hablaba sobre el calentamiento global y el irónico clima presentado durante la filmación de The Revenant en Canadá y Argentina, la puerta del salón se abrió y apareció una mujer que, entre empujones entró a la fuerza. El equipo de seguridad del hotel, insuficiente en ese momento, y uno de los empleados de 20th Century Fox intentaron agarrarla y con jaloneos en el brazo regresarla a la salida, la mujer con lentes y celular en la mano se defendió de todos estos jaloneos y con la actitud más retadora que cualquiera podría encontrar, incluso en la película de Iñárritu, se enfrentó al guardia de seguridad que la invitaba a salir. "Suéltame.. que me sueltes" murmuraba la mujer mientras avanzaba por el pasillo lateral izquierdo; tuvieron que entrar otros dos guardias del hotel para sacarla, la mujer aún resistía en silencio.

La ligera tranquilidad con la que se desarrollaba la conferencia fue interrumpida nuevamente por la intrusión de un grupo de personas a la sala quienes, algunos acreditados y otros no, intentaron llegar al frente de la sala. Un grupo de señoras con cuatro hijos, todos ellos huéspedes del hotel, entraron sólo para encontrarse con la negativa por parte de la gente de la distribuidora de entrar, "Este es un evento para prensa, no un evento para niños" explicaba el caballero que antes ya se había encontrado con una feroz mujer; "Es que quieren ver a DiCaprio" rebatía una de las mujeres.

Minutos antes de la última pregunta, dada a una periodista argentina que desató un par de agravios por parte de la prensa nacional, el staff del hotel había iniciado la estrategia de salida. DiCaprio e Iñárritu saldrían por una puerta lateral que los llevaría a los salones donde minutos más tarde ofrecerían entrevistas a medios autorizados por el director, la prensa saldría por la puerta principal del hotel, en ese momento llena de fans que aguardaban a las afueras para poder observar al actor y el evento terminaría con una extraña paz que nunca pudo alcanzar mientras este se desarrollaba.

El gremio mexicano, al parecer incapaz de mostrar respeto al trabajo de otros (no sólo de Iñárritu, DiCaprio o la distribuidora, sino de su mismo gremio), abandonaba el salón como quién abandona un estadio de futbol, con comentarios buenos y malos, con la esperanza de obtener una declaración o un autógrafo (hubo quién apareció con su BluRay de Titanic) y algunos quejándose por no encontrar comida a la salida. Así se vivió una de las conferencias más problemáticas y difíciles que se han llevado a cabo en nuestro país en los últimos siete años. Parece complicado volverse a encontrar en esta situación próximamente, esperemos que así sea, aunque con la gente que día a día llena los medios nacionales (por muy reconocidos o escondidos que estos sean) nunca se puede saber que podría pasar.

La nota sobre la conferencia de prensa puede ser consultada aquí.

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