Crítica - Escuadrón Suicida


Suicide Squad
Dir. David Ayer

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Decepción: f. Pesar causado por un engaño.

La idea de hacer una película sobre antihéroes, especialmente cuando los largometrajes sobre héroes de historieta llegan con más frecuencia, era interesante. Las expectativas se hicieron aún mayores cuando, con una estrategia publicitaria envidiable, se iba develando poco a poco lo que sería ese proyecto: un film con un montón de figuras cinematográficamente desconocidas, dos viejos conocidos y otro montón de nombres de primer nivel bajo la tutela de un director que ha demostrado ser efectivo. Después de meses de espera, trailers prometedores y con aparentemente todo a su favor llega a los cines Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 2016), un filme del que se esperaba todo, menos la decepción, sentimiento que queda más que justificado después de ver (y sufrir) el resultado final de aquella promesa fílmica.

Después de que una amenaza extraterrestre atacara Metrópolis y librara una tumultuosa batalla en los límites de Ciudad Gótica, la agente especial Amanda Waller (Viola Davis) comienza a crear un grupo especial de ataque conformado por lo peor que se podría encontrar tras las rejas. Liderados por Deathshot (Will Smith), un hábil francotirador que nunca ha fallado un tiro, el llamado escuadrón suicida deberá combatir a un peligroso adversario mágico que quiere acabar con la especie humana y a The Joker (Jared Leto), el mafioso criminal más afamado de la ciudad, quién busca desesperadamente a su novia y compañera en el crimen, Harley Quinn (Margot Robbie).

El descontrol que prometía la película durante su campaña publicitaria no se acerca ni de cerca a lo que finalmente se proyecta en pantalla a lo largo de 130 minutos. Desafortunadamente para el estudio, los personajes y David Ayer, uno de los primeros realizadores a los que se le prometió control total dentro de la nueva faceta emprendida por DC Comics, el desastre no se provoca en su trama inconexa o en el furor que se causaría en una sala de cine gracias a la presencia de cada uno de los personajes, sino dentro de la misma película donde no hay un sentido que seguir, no hay un guión que justifique ninguna de las malas decisiones abundan conforme se acerca el final del metraje y lo peor, no hay un sólo momento que emocione.

Con una notable tendencia hacia la irreverencia, que Fox supo explotar en Deadpool y Disney controló en Guardianes de la Galaxia, Escuadrón Suicida parece estar presentada, más no diseñada y ejecutada, para complacer a cierto sector de los espectadores, quizá los más agradecidos. Con esa intensión como motor principal del filme, la cinta se olvida de todo lo que hace que una película, especialmente una con esa pretensión, funcione. Conformada por una serie de enérgicos videoclips (con más de una decena de canciones más que conocidas, de Sympathy for the Devil, Fortunate Son, Seven Nation Army a Black Skinhead y la ultra tocada Bohemian Rhapsody) en su primera media hora en la que se presentan a sus personajes deconstruidos en acción, Suicide Squad avanza rápidamente entre sus sinsentidos.

Con el equipo reunido y cameos del Batman de Ben Affleck y el Flash de Ezra Miller, la película comete uno de sus más grandes pecados y olvida formar al equipo que lleva todo el peso. De la nada, todos se han unido y responden a un sólo líder; pasaron de ser los villanos, los tipos malos, a servir y hacer lo que se les pida. Contrario a lo que Ayer ya había hecho en la mayoría de sus proyectos (Día de Entrenamiento, Corazones de Acero, Último Turno, la primera entrega de Rápido y Furioso y hasta en S.W.A.T.) en Escuadrón Suicida nunca funciona la fórmula, ni el escuadrón. Pese a sus peleas mal coreografiadas, iluminadas (fotografía de Roman Vasyanov) y editadas (pobre John Gilroy), la cereza en ese pastel fallido y quemado llega en su final, visto y repetido en muchos blockbusters de los últimos años. Se nota el estilo del director, pero se nota aún más la desconfianza en el producto con sus cortes arbitrarios y el cambio insospechado en el ritmo y rumbo de la misma trama y ese es el mayor problema de Suicide Squad, nunca sabremos que tan buena o mala era la idea original del proyecto.

Dentro de los puntos a favor del filme están sus protagonistas. Will Smith, Viola Davis, Joel Kinnaman y un sorpresivo Jay Hernandez se apuntan notoriedad con sus papeles, pero es Margot Robbie con su desquiciada participación como la eterna ayudante del guasón, quién se roba la película cada vez que aparece en pantalla. Por cierto, no sirve hablar del esperado Joker de Jared Leto; el ganador del Oscar hace un par de años se apunta un estrepitoso fracaso al llevar su método a un extremo y entregar una interpretación mezquina, agobiante y terrible, todo en el peor sentido de las palabras. Nadie haría mal en integrar a Cara Delevingne y a su movida villana "encantada" a la lista de errores del filme.

Si Batman vs Superman representaba un buen momento para replantear el futuro fílmico de DC Comics, Suicide Squad merecería ser el punto final de cualquier proyecto a futuro. Con su doloroso y decepcionante producto, DC Comics se pierde la gran oportunidad de darle a su público lo que quiere y merece; al igual que Fox con Los Cuatro Fantásticos el año pasado, un estudio ha destruido algo que ni el peor villano podría: la confianza y la esperanza de las masas. Alguien, al igual que el Joker, no podía esperar para enseñarnos sus juguetes.

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Suicide Squad
Estados Unidos, 2016
Dir. David Ayer
con Will Smith, Jared Leto, Margot Robbie, Viola Davis
Duración: 130 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México

Ganadora del Oscar
Mejor Maquillaje y Peluquería

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