Crítica - Annabelle 2: La Creación


Annabelle: Creation
Dir. David F. Sandberg

por Andrés Olascoaga | @AndresOasToro

Hay que aceptarlo, la saga de El Conjuro es toda una anomalía en el mainstream cinematográfico. Desde el estreno de su primera película en 2013, aquel aterrador intento por llevar el terror de la vieja escuela de regreso a las pantallas de cine que después se convertiría en una franquicia millonaria, el universo de The Conjuring ha demostrado ser uno de los más imaginativos y propositivos derivado de la ingeniería de Hollywood; cosa que se comprueba con el estreno de Annabelle 2: La Creación (Annabelle: Creation, 2017), una afortunada entrada a la franquicia iniciada por James Wan y una sorpresa para todos aquellos que esperábamos lo peor de esta extraña precuela.

Años después de perder a su hija, el matrimonio Mullins (Anthony LaPaglia y una inadvertida Miranda Otto) decide continuar con su vida y ofrece su inmensa casa como nuevo hogar para un grupo de niñas huérfanas. A la llegada del quinteto de niñas, cuidadas por la hermana Charlotte (Stephanie Sigman), las cosas se mantienen con normalidad, sin embargo, el mal que habita en el lugar atraerá a una de las pequeñas, Janice (Talitha Bateman) quien quedó paralítica después de contraer polio, hacia una misteriosa muñeca encerrada en la habitación de la fallecida hija del matrimonio. Con una fuerza sobrenatural controlando a la joven discapacitada, su mejor amiga, Linda (Lulu Wilson), deberá advertir a sus compañeras de lo que pasa y sobrevivir al constante ataque del ente que vive dentro de la muñeca Annabelle.

Iniciando veinticuatro años antes de los eventos presentados en Annabelle, un funcional spin-off que en sus mejores momentos recordaba a El Bebé de Rosemary, el guión escrito por Gary Dauberman (responsable de la primera cinta de Annabelle y la próxima adaptación al cine de Eso) juega con todos los clichés del género disponibles a lo largo de sus 109 minutos de duración; plantea la creación de la muñeca y cómo se convierte, después de un ingenioso juego con los sentimientos de un par de padres dolidos y el tino de un ente demoníaco aprovechado, en la portadora del mal, pero también cuenta la historia de un grupo de niñas huérfanas que, sin saberlo, han terminado en una casa condenada por sus ocupantes. La premisa, explorada en un sinfín de filmes, funciona para el Annabelle 2: La Creación, sin embargo el secreto del éxito no está en el argumento conocido sino en su ejecución en la pantalla.

David F. Sandberg, realizador europeo que saltó a la fama con su cortometraje Lights Out y su posterior adaptación de larga duración, Cuando las Luces se Apagan,  producida por el propio Wan, logra que Annabelle: Creation se mantenga como un producto interesante y cautivador en su mayoría gracias a su cuidado trabajo, que bien podría ser considerado como la suma de varios talentos. Con habilidad tras la cámara, Sandberg genera la atmósfera necesaria para atrapar al espectador dentro de las paredes físicas y narrativas de su filme y lo guía hasta el resultado final, ese esperado susto que aparece entre el buen trabajo de Maxime Alexandre en la fotografía, Jennifer Spence en el diseño de arte y el joven compositor Benjamin Wallfisch, quién ayuda con sus piezas y la ausencia de ellas, a crear un apreciable estado de tensión.

El reparto, con mención especial al trabajo de Stephanie Sigman que esconde en su incredulidad y fe un buen elemento para lo que se viene en la trama modesta, es otro de los puntos afortunados del filme. Valiéndose de aquel recurso que pone a niños indefensos ante situaciones paranormales (El Exorcista, La Profecía, Poltergeist, Hasta el Viento tiene Miedo, El Sexto Sentido y la lista sigue y sigue), Sandberg dirige a un quinteto de adolescentes que sufren ante la oscuridad de la gran casa que ahora habitan. Lulu Wilson, a quién podremos recordar por otra película del género (Ouija: El Origen del Mal) y Talitha Bateman interpretan con gracia a un par de amigas crecidas en la orfandad y convertidas en hermanas con el paso del tiempo; cuando el demonio entra en escena, notándose por debilitar su relación y desaparecer la fortaleza que había caracterizado a una de ellas, la película llega a otro nivel.

Superando los resultados de su antecesora y alcanzando por momentos el nivel de la película que le dio origen, Annabelle 2: La Creación mantiene la esperanza en el universo del terror que ha surgido sin las mismas pretensiones que aquellos planteados por DC o el Dark Universe de Universal. Ahora habrá que ver como funciona La Monja, personaje insertado como un guiño a la mitad de este filme y con un buen momento al terminar los créditos finales, que promete continuar con la exitosa franquicia. Los espectadores esperaremos con paciencia.

***

Annabelle: Creation
Estados Unidos, 2017
Dir. David F. Sandberg
con Stephanie Sigman, Lulu Wilson, Talitha Bateman, Anthony LaPaglia
Duración: 109 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México

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